Una prueba marca Velilla que arrasa

Rubén Abad
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Más de mil personas han participado ya en la Tamárica Warrior

Una prueba marca Velilla que arrasa

La Tamárica Warrior de Velilla del Río Carrión es uno de esos proyectos de éxito nacidos en territorio palentino.  Ha traspasado las fronteras provinciales gracias al trabajo de sus promotores y la masiva respuesta de los participantes en cada una de las ediciones de esta prueba de obstáculos, que toma el nombre de la tribu cántabra que habitó en la comarca de Guardo hace más de dos milenios, hasta el estallido de las Guerras Cántabras y la invasión romana.

La primera edición supuso una gran revolución en la comarca del Alto Carrión, como también lo han sido las sucesivas, por lo novedoso de la competición y por la gran afluencia de público que se registra. Fue así cuando surgió la idea de exportar la Tamárica Warrior lejos de Palencia y llevarla, en formato liga, a Turégano (Segovia), Potes (Cantabria), León y Langa (Ávila). Además han solicitado sumarse a esta iniciativa pueblos de Madrid y de la provincia de Toledo.

En ella participan corredores de Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria, Madrid, Navarra, Aragón y Extremadura, más de un millar en total, muchos de los cuales hacen unos 500 kilómetros para sumarse a la prueba. «Hay dos perfiles bien diferenciados. Por un lado, grandes atletas del panorama nacional que se ponen a prueba y, por el otro, grupos de amigos que quieren pasárselo bien», explica su promotor, Eduardo Ibáñez.

Promoción turística. Lo que nació como una alternativa para atraer un «turismo diferente» a la Montaña Palentina, se ha convertido en uno de los productos «Marca Palencia y Marca Velilla que han dado a conocer el municipio y la provincia en Castilla y León y otras comunidades del entorno», subraya Ibáñez.

Además, es un acicate para la economía local en cada una de las sedes donde se celebra. Y es que según las estimaciones de la organización, deja unos 25.000 euros en la zona, «principalmente en bares, restaurantes, hoteles y albergues», subraya el promotor.

Cada uno de los circuitos consta de varias pruebas. Las que más gustan a participantes y público son la pared vertical de 2,5 metros, la tirolina sobre el barro, los tubos y los pastores eléctricos. Juegos de suspensión, volteo de ruedas, toboganes gigantes, cuerdas para trepar a pulso, telas de araña de gran formato, pirámides verticales y barras colocadas en plataformas de cuatro metros de altura son otros de los retos a los que se enfrentan estos tamáricos del siglo XXI.

No obstante, cada competición es diferente. Tal y como indica Eduardo Ibáñez, «en cada uno de los lugares a los que llegamos nos adaptamos a lo que el entorno nos ofrece: agua, montañas, asfalto o pacas de paja, por ejemplo. Todo sirve para nuestras pruebas».

Tras el éxito de la Tamárica Warrior, han organizado una Tamárica Kids para crear cantera, cuya próxima cita será el  28 de abril en Velilla. Allí también se celebrará una edición especial agua los días 27 y 28 de julio. Entre las novedades,  trabajan en una Tamárica Mascotas, en la que ya se han inscrito casi 50 corredores con sus perros.