2021: ¿El regreso de los festivales?

EFE - J. Villahizán (SPC)
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Los organizadores españoles echan mano del optimismo para ahuyentar el mal agüero de algunas citas musicales internacionales, como la de Glastonbury, y cruzan los dedos para que la COVID no afecte a los eventos nacionales

2021: ¿El regreso de los festivales?

La espada de Damocles del coronavirus sobrevuela sobre las decenas de festivales y certámenes artísticos que suelen celebrarse en primavera y verano en muchos lugares de la geografía nacional. La pandemia, con una tercera ola en pleno apogeo y una campaña de vacunación demasiado lenta, sigue siendo una amenaza muy real para el sector cultural y en concreto para el musical y el de los conciertos

A pesar de ello y tras un año aciago en lo que a eventos culturales se refiere, los organizadores de los grandes festivales españoles se muestran cautelosos pero también optimistas con lo que pueda pasar, al tiempo que anuncian que todavía «es demasiado pronto» para pronunciarse al respecto. 

Aunque algunos monstruos de la red internacional, como el de Glastonbury (Reino Unido), ya han anunciado su cancelación, los promotores prefieren no ser agoreros y confiar en que esta temporada pueda recuperarse.

Cuando quedan unos cinco meses para el inicio de la temporada estival en España, todos coinciden en intentar sofocar el alarmismo mediático desatado por el eco que podría encontrar la decisión del gigante inglés.

«A diferencia de los festivales españoles, Glastonbury tiene un montaje enorme que requiere comenzar la producción en febrero y han visto que es imposible sin las garantías de su Gobierno de cara al verano; y tampoco es fácil mover de fechas una cita de estas características», puntualiza Javier Arnaiz, codirector de Mad Cool.

El responsable de la mayor cita madrileña, que ya ha anunciado casi todo el cartel de su próxima edición en julio replicando prácticamente el contenido que no se pudo disfrutar en 2020, cree que habrá que esperar «un par de meses para ver una foto más global», precaución que se repite en el seno de Primavera Sound.

«No vamos a poder responder nada por ahora, aún es pronto», se limitan a indicar desde Barcelona, cuyo festival de referencia debería dar el 2 de junio el pistoletazo de salida a la temporada con mayúsculas.

Para muchos es un plazo suficiente para aferrarse a la esperanza. «Hay cambios ya no por semanas, sino por días. Hemos podido ver eventos de casi 5.000 personas el pasado diciembre que representaron una gran esperanza para el sector, pero un mes después esto parece algo impensable», señalan desde la dirección del festival capitalino de electrónica A Summer Story.

Aprendidas las lecciones de 2020, en el que el estallido de la pandemia les pilló a bocajarro, subrayan que los festivales afrontan el nuevo año mejor preparados.

«Ya tenemos entradas vendidas, artistas contratados y una producción avanzada desde marzo del año pasado para la mayoría de eventos . Además, no hemos parado de trabajar explorando diversas alternativas en previsión de las posibles medidas que imponga el Gobierno», insisten desde A Summer Story, que aseguran tener «un plan A, B y C para realizar el evento en las condiciones sanitarias oportunas» a cada instante.

En este sentido, son varios los que manifiestan que, a diferencia de lo que sucedió el pasado año y en cuanto sea posible, sería «muy positivo» para el sector que las autoridades se manifestaran «de una manera más recurrente, ofreciendo una perspectiva real del verano».

Incluso, algunos directivos musicales ya ven una especie de final del túnel tras las recientes palabras de algunos dirigentes del Gobierno, asegurando que la movilidad nacional podría restaurante en Semana Santa o en fechas próximas. 

 

Mejor en otoño

Ante la cercanía de algunas citas en el calendario festivalero, han sido muchos los promotores que han confiado en el avance de los meses como aval para la celebración de los conciertos. Véase, por ejemplo, Dcode (ya en septiembre) o el Viña Rock de Villarrobledo (Albacete), el cual decidió confiar su suerte al otoño y convocar directamente su edición de 2021 para el próximo octubre.

Entre los protocolos que están sobre la mesa para garantizar la seguridad de los asistentes, se citan precauciones desde la misma entrada, como la realización de tests de antígenos, sistemas de vigilancia con control térmico, túneles de desinfección y el parcelado dentro del recinto.

Más esperanzas hace albergar experimentos como los realizados en los últimos meses de manera muy satisfactoria en dos conciertos en espacios cerrados, el primero de ellos en la sala Apolo de Barcelona con 500 voluntarios, con test de antígenos previo y mascarillas en el interior, pero sin que los asistentes tuvieran que guardar distancia entre ellos.

«A nivel social tenemos mas conocimientos de la pandemia y además ya disponemos de vacunas, así como de mayores avances en cuanto a la detección de nuevos contagios, que junto a la aplicación de protocolos antiCOVID en el recinto, nos facilitarán celebrar este verano los conciertos con las mayores garantías de seguridad», asegura Ramón Martín, director de Noches del Botánico.

No todas las citas son además igual de complicadas de coordinar. En ese aspecto, este ciclo de la capital que se celebra durante varias semanas entre junio y julio, es de los más «optimistas» sobre su celebración.

«Nos consideramos unos privilegiados al poder realizarlo en un recinto al aire libre, con una gran superficie verde de 8.000 metros cuadrados para uso del público, y con un aforo reducido en los conciertos, que nos hacen ser muy positivos», ratifica Martín, que mira con envidia cómo Nueva Zelanda o la ciudad china de Wuhan, origen de la pandemia, celebran en estos días festivales como los de los viejos tiempos.