"Sería interesante el multipartidismo en Palencia"

Rubén Abad
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Licenciada por la Universidad Pompeu Fabra, investigadora y con un máster en comportamiento político, edita desde el año 2010 el blog especializado Politikón, que suma miles de visitas. Colabora como analista en varios medios de comunicación

"Sería interesante el multipartidismo en Palencia" - Foto: Eva Garrido

La politóloga catalana Berta Barbet desembarcó en la ciudad invitada por la sección de Ciencias Sociales del Ateneo para departir sobre la actual situación del sistema democrático. Esta joven experta asegura que el desapego de muchos electores hacia la política no es un fenómeno exclusivo de España, sino que se ha repetido también en Alemania, Grecia, Portugal, Irlanda e Italia.

¿Está en crisis la democracia?

No sé si ha entrado en crisis, pero los españoles sienten por ella un poco menos de cariño del que tenían antes y los índices de satisfacción han caído bastante, sobre todo desde el inicio de la crisis económica.

Estamos en un impasse entre si solucionamos el desamor, volvemos a construir la relación que teníamos, si vamos a salir de aquí con otra distinta o si seguimos con otra mucho más tóxica. Hay que aprovechar este momento para mejorar esas cosas en las que los ciudadanos venían demostrando cierta desafección.

¿Este desgaste es un fenómeno exclusivo de España?

No es solo un fenómeno español, democracias más antiguas han mostrado tendencias similares. Tiene más que ver con los debates que hemos mantenido y con cómo se ha gestionado todo el tema económico y social. A mucha gente le quedaba la sensación de que daba lo mismo lo que votara porque acababa teniendo lo mismo.

Los datos más duros son los de los países que han sido intervenidos, de una u otra forma, por la Unión Europea. Ha caído la satisfacción con la democracia en Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España. Pero también ha pasado en otras grandes naciones como Alemania, donde vivieron algo similar hace diez años. Tiene mucho que ver con el enquistamiento del debate. Por este motivo, a una parte importante de los ciudadanos les queda la sensación de que les han engañado.

¿Cree que el ciudadano de a pie tiene la sensación de no verse representado por ningún partido?

Una cosa que es muy nuestra es la desafección continuada con el sistema, porque hemos tenido una visión muy negativa de los partidos y de los políticos en general. En los últimos años ha aumentado porque tenemos la sensación de que las decisiones de verdad ya no las tomamos nosotros, se toman en despachos con lobbies, donde pintamos muy poco. El no nos representan viene de que no nos estaban escuchando, porque tenían otras cosas en la cabeza cuando tomaban decisiones.

¿Hay una cierta dejación por parte de los españoles?

Hay gente que va a votar como yo voy a comprar ordenadores, esperando que la elección sea buena pero sin hacer mucho esfuerzo para entenderlo ni tener muchas ganas de hacerlo. Con el abuso de la palabra populismo, es muy difícil saber quién te está diciendo una cosa que es verdad. 

¿Se ha acabado la política que todos conocíamos con la irrupción de las nuevas fuerzas?

Creo que sí. Va a ser muy difícil que algún partido agrupe todo un espacio político, ni por un lado ni por el otro. Nos vamos a tener que acostumbrar a una nueva forma de hacer política que traerá consigo una ventaja: siempre es más fácil que encuentres a alguien que te ofrece una cosa nueva cuando tienes a tres partidos compitiendo en el mismo espacio que cuando solo tienes a uno. Como dice Pablo Simón, seguimos teniendo el hardware del bipartidismo, aunque el software ya no lo es.

Ahora que son más, ¿por qué les cuesta tanto pactar?

Hay falta de costumbre y pactar parece el fin del mundo. Los partidos tienen la sensación de que el terreno definitivo no está definido, que aún están compitiendo por ver quién va a ser el grande y quién el pequeño. Sobre todo si estabas en el primero de los grupos. 

Hay mucho miedo a equivocarse, a tomar una decisión que moleste mucho al electorado. Yo espero que con el tiempo se atrevan a hacer pactos, a apostar por gobiernos bicolores o tricolores.

¿Hacia dónde camina el sistema español?

Hacia un espacio donde va a haber, como mínimo, dos partidos por cada vertiente. El problema actual que tenemos y la gran pregunta es si se podrá volver a contar con los partidos no estatales para pactar, en especial, los catalanes. La competición ya no va a ser cosa de dos bloques muy homogéneos.

¿Sería conveniente plantear un cambio del sistema electoral?

Habría que intentar favorecer el multipartidismo, sobre todo en las circunscripciones pequeñas como Palencia. El sistema funciona bien cuando hay muchos diputados a escoger como en Madrid o Barcelona, pero donde se eligen pocos parlamentarios caben pocos partidos. El juego tiene muy poca movilidad. 

Habría que intentar cambiar un poco esto. Hay varias fórmulas, la primera y más fácil es aumentar el número de diputados que se reparten para que todo sea más equiparativo.

¿Debería tomar España ejemplo de algún otro país para mejorar?

Todos los países están con unas luchas que se parecen mucho y ninguno las ha gestionado de una forma absolutamente admirable. Donde sí que se mejoró muy rápido fue en Islandia, pero no es comparable en términos de población.

¿Le alarma que los jóvenes apenas se preocupen por la política?

Me preocupa por si esto pudiera ser estructural, pero no demasiado. Hay que estar pendientes de que no estemos creando una generación entera a la que no le va a interesar la política. 

Me preocupa más que, por sistema, tiendan a estar menos involucrados en política. Los partidos no tienen mecanismos para conectar con ellos. Que no voten los jóvenes y la gente con menores rentas es un problema porque genera unos incentivos muy perversos para los políticos.