La educación es un tema muy serio

Mari Luz Martínez Seijo
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Tribuna libre

La educación es un tema muy serio - Foto: Oscar Navarro

Es necesario abordar una reforma curricular completa desde la educación infantil hasta el bachillerato. Si hay un diagnóstico claro y compartido en el ámbito educativo por expertos, docentes, familias, estudiantes e incluso grupos políticos es la necesidad de modificar el currículo que se imparte en las aulas y transformarlo para adecuarlo a nuestra sociedad actual, a la demanda laboral  de ahora y del futuro y acercarlo a los intereses de nuestros niños y    jóvenes.

Toda ley educativa va acompañada de un desarrollo posterior que consta de normativa para  las distintas etapas educativas y un desarrollo curricular de todas las áreas y materias. Esto es lo esencial de una ley educativa, lo que sucede dentro del aula, lo que se enseña, cómo se enseña y cómo se evalúa. Del currículo educativo depende la formación, las competencias y los saberes que obtengan los alumnos y alumnas. Por eso es tan importante acertar con el currículo y para ello hay que basarse en contar con criterios expertos, avalados internacionalmente, contrastados y participados. Eso es exactamente lo que está haciendo el gobierno en estos momentos y por eso es inadmisible el grado de irresponsabilidad de algunos políticos de la derecha y opinadores mediáticos que emiten un juicio y veredicto tan superficial y ridículo que debería sonrojarles.

El currículo de educación infantil y primaria comprende cientos de páginas que evidentemente responden a un trabajo serio, pensado, y basado en recomendaciones de organismos internacionales realizado por más de un centenar de docentes (CREO QUE ERAN 80), personas que viven la educación día a día en las aulas, profesionales de la educación que no merecen en absoluto recibir las críticas de ignorantes, basadas en tópicos y malos titulares y no en una lectura completa y reflexionada.

Aquellas personas que encizañan y malmeten contra la profesionalidad de los educadores, atacan a nuestro sistema educativo en su conjunto, un sistema educativo que es de todos y de todas, independientemente de ideologías.

En el currículo educativo no hay  ideología. Solo aquellos que quieren utilizar y distorsionar la educación ven ideología y adoctrinamiento por doquier. Llega a tal nivel de manipulación el discurso de la derecha, que magnifican intencionadamente la capacidad del gobierno y minimizan la de las comunidades autónomas para marcar el currículo. La legislación educativa en nuestro país señala que  las competencias del Estado se restringen solo a marcar las enseñanzas fundamentales y competencias generales, un máximo del 50 % en CCAA con lengua cooficial. Por tanto son las comunidades autónomas las  responsables a la hora de definir los contenidos concretos  en las distintas áreas y materias. Y en última instancia, son los docentes los que deciden priorizar los  aprendizajes que estimen más importantes y significativos para su alumnado.

Todas estas cuestiones las conoce perfectamente el Partido Popular, que ha gobernado este país y gobierna varias comunidades autónomas. Por eso debería avergonzarse de utilizar sin ningún pudor la educación, mintiendo y divulgando mensajes que desprestigian nuestro sistema educativo, como si en las aulas españolas se pudiese adoctrinar impunemente. Juegan con la educación, y eso implica jugar con el futuro de nuestro país.

La derecha actúa hipócritamente porque critica lo que hace este gobierno pero sabe perfectamente que lo que se está haciendo es lo mejor para España. El currículo que se está elaborando obedece a los informes de la Unesco, a las recomendaciones de la Unión Europea sobre el aprendizaje competencial, a las recomendaciones del Consejo de Europa para la introducción de una ciudadanía democrática y a la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. ¿O pretende el Partido Popular que el sistema educativo español se quede aislado de la vanguardia en innovación educativa y excluida de las recomendaciones educativas de la UE que priman en nuestros países vecinos?

Critican la educación en valores; la educación para la prevención de la violencia de género cuando a diario las noticias nos dejan un saldo escalofriante de asesinatos machistas; critican  que los niños y niñas tengan una educación sobre  la diversidad y la inclusión social cuando diariamente vemos ataques homófobos, discriminación racial e intolerancia ante aquellas personas que puedan tener cualquier rasgo diferente en sus vidas; critican una educación basada en el respeto al medio ambiente cuando es incontestable el cambio climático; y critican la educación para la salud que incluye la educación afectivo sexual, cuando todavía hoy en día sigue habiendo embarazos no deseados en adolescentes, numerosos contagios de enfermedades venéreas, y tristemente abundan entre los jóvenes actitudes controladoras y machistas en las relaciones.  

Esta es la educación que se quiere ofrecer en la escuela,  educar en derechos humanos para combatir la discriminación y educar en la tolerancia, en el respeto y en la igualdad. Esto es lo que la derecha llama ideología y adoctrinamiento. Esto es lo que los docentes llamamos educación cívica, la que se ofrece en toda Europa.

Ciertamente la derecha y opinadores profesionales, que no educadores, harían un gran favor a la educación de este país si practicasen más la competencia lectora antes de opinar insensatamente y comprobarían que sus ataques sobre el currículo de las matemáticas  es un ataque clarísimo al Comité Español de Matemáticas, a la Real Sociedad Matemática Española, a la Sociedad Española de Investigación en Educación Matemática y a la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas, cuyas recomendaciones son las que se han utilizado para el desarrollo del objetivo de reforzar la actitud de las chicas ante las matemáticas y otras asignaturas científicas,  incrementando su autoconfianza reduciendo la brecha entre chicos y chicas traducida en una infrarrepresentación en estas áreas del conocimiento.                                                                                    

No es bueno frivolizar, mucho menos mentir y engañar, pero jugar con la educación que es jugar con el futuro de España, es de una enorme irresponsabilidad. La derecha puede considerar rentable políticamente utilizar la educación, lanzar un mantra tras otro, pero las consecuencias son funestas. Estas campañas crean un poso y clima de desconfianza social en la educación, difícilmente reconstruible. Justo lo contrario de lo que se necesita y de lo que sucede en aquellos países cuyos sistemas educativos son los más valorados y obtienen mejores resultados. La educación es un tema muy serio, menos frivolidad y más sentido de Estado.