Días para el recuerdo

Rubén Abad
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El proyecto de 'La Térmica' de Velilla comenzó a perfilarse a finales de los cincuenta • En 1964 las obras llegaron a su fin y la eléctrica conectó la planta a la red el 5 de junio de ese mismo año

La construcción de la Central a principios de los años sesenta despertó gran interés entre los vecinos. - Foto: DP

La de ayer fue una mañana para el recuerdo. Las anécdotas de tiempos pasados eran la comidilla de cada conversación de compañeros de trabajo y los buenos momentos centraron las palabras de unos y otros.

La historia de la planta se remonta a finales de los años cincuenta cuando la Sociedad de Centrales Térmicas del Norte de España (Terminor), en la que participaba al 50% Iberduero (actual Iberdrola) presentó el proyecto de construcción de una Central Térmica en Velilla del Río Carrión, un lugar que en aquel momento vieron idóneo «por la abundancia de carbón que existía en sus proximidades».

Para hacer posible su construcción, Terminor solicitó un crédito al Banco de Exportación e Importación de Washington. Con todos los papeles en regla, el 2 de agosto de 1957 llegó la autorización de la Dirección General de Industria. Para ello, la compañía contaba con un capital de 60 millones de pesetas (unos 360.000 euros) que posteriormente fue ampliado a 240 millones (1,5 millones de euros).

Las obras avanzaron a buen ritmo ante la mirada atónita de los vecinos de la comarca que observaban cómo lo que hasta la fecha habían sido unas tierras de pastos a orillas del río Carrión, se convertían en la primera y única central eléctrica de la provincia.

Poco a poco La Térmica iba tomando forma. Ejemplo de ello fue el montaje de las placas de asiento de la caldera, el punto de partida para el levantamiento de la estructura. Así, las obras continuaron sin descanso hasta que el 5 de junio de 1964, Velilla se conectó a la red.

Sin embargo, conseguirlo fue una tarea  bastante complicada.  Y es que, para poner en funcionamiento la Central, se necesitaba una pieza clave: el stator. El alternador, de 168 toneladas, llegó al Puerto de Bilbao en octubre de 1962. De ahí, recorrió las carreteras que separan la capital vasca de Velilla en un viaje de ocho días, a cinco kilómetros por hora, sobre un carretón de 25 metros con 48 ruedas macizas.

Presente y futuro. Todos estos hechos los recuerdan a la perfección quienes trabajaron codo con codo en la compañía.

En representación de todos ellos, pronunció ayer un emotivo discurso José María Donis, jefe de Servicio durante 35 años, ya jubilado. Como muchos otros, fue testigo directo del desarrollo de la comarca gracias a la prosperidad de la actividad minera y la aportación que a ello supuso La Térmica. «Aquí formé mi familia y fui muy feliz viendo a mis hijos corretear por el Poblado», relató emocionado.

Si Donis habló del pasado, el actual director de la Central, lo hizo del futuro. «La planta está en perfectas condiciones y puede seguir operando 50 años más», aseguró. Asimismo, desveló su propósito de que «siga funcionando sin parar hasta fin de año» y añadió que su continuidad «está asegurada hasta, al menos, 2030».