Asaja pide que la tularemia sea enfermedad profesional

DP
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La organización agraria recuerda que liebres y roedores, en especial los topillos, actúan como reservorio y vía de contagio de esta enfermedad infecciosa y de declaración obligatoria

Asaja pide que la tularemia sea enfermedad profesional - Foto: Óscar Navarro

Ante la aparición de un importante número de casos de personas afectadas por tularemia en el epicentro de la plaga de topillos, Tierra de Campos, Asaja ha demandado a las administraciones que establezcan protocolos de alerta y seguimiento de la evolución de esta enfermedad infecciosa.

En concreto, la organización profesional agraria pide al Sacyl que los equipos de Atención Primaria y Urgencias, a los que llegan por primera vez los posibles casos, estén informados de manera conveniente sobre este nuevo pico de tularemia, para que diagnostiquen sin demora la enfermedad. De esta manera, apunta el colectivo, «en el caso de que los afectados sean agricultores y ganaderos simplifiquen el proceso burocrático que supone la gestión de la incapacidad temporal por enfermedad profesional».

Asaja recuerda que, dado que los animales infectados y transmisores ocupan el entorno en el que se desarrolla la actividad agroganadera, la tularemia está considerada enfermedad profesional y está recogida en el Real Decreto 1299/2006 dentro del grupo de enfermedades profesionales causadas por agentes biológicos -enfermedad infecciosa o parasitaria transmitida al hombre por los animales o sus productos y cadáveres- hallándose incluidos los agricultores y ganaderos. «La gestión de las enfermedades profesionales puede ser asumida por una mutua o por la Seguridad Social, quienes determinarán si es una enfermedad profesional o no», apuntan los responsables de Asaja. Sin embargo, la calificación de las enfermedades profesionales corresponde en última instancia al INSS. «El papel del médico de familia es fundamental a la hora de reconocer y derivar a estos organismos a los trabajadores con sospecha de estas patologías», añaden.

El colectivo insiste en la necesidad de una mayor formación de los profesionales de Atención Primaria, lo que «les permita diagnosticar la tularemia como enfermedad profesional y coordinarse con la Seguridad Social. Así, los agricultores y ganaderos afectados podrán obtener los beneficios del sistema de protección público, tales como la gratuidad de la atención farmacéutica y otras prestaciones complementarias, dado que la tularemia precisa de un tratamiento relativamente largo», argumentan.