A la espera del verano

O. H.
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Las autoescuelas confían en que la estación estival garantice su viabilidad, y dan más servicios para captar clientes

 
En las autoescuelas palentinas están esperando la llegada del verano. No por eso del buen tiempo, ni porque los días  sean más largos o por cogerse vacaciones... Casi todo lo contrario, porque la temporada estival es en la que antiguamente se hacía el agosto y que ahora mismo sirve para poco más que garantizar la sostenibilidad de muchos de estos negocios el resto del año.
El importante descenso en el número de carnés «por la crisis», dicen la mayoría de las autoescuelas, por la caída demográfica que no se va a frenar en los próximos años (al menos en el nicho de edades con las que trabajan) según otras, les hace pasarse de noviembre a junio como si se tratase de un invierno ruso. Aletargados a la espera de que llegue el verano. «Estamos esperando que acaben las clases, y los estudiantes tengan más tiempo o regresen a Aguilar para que podamos ver un poco más de movimiento en la autoescuela», explican desde la Autoescuela Villaizán, de Aguilar de Campoo.
En la capital también están a la espera del final de las clases, sabiendo que no todos los que cumplen los 18, ni los 20 se sacarán el carné. «Hay familias que, con miembros sin trabajo, no pueden permitirse pagar un carné», aseguran desde la Autoescuela Marcos. Tampoco hay quien se lance a sacarse un carné profesional, mucho más caro, cuando no tiene la seguridad de que lo rentabilizará trabajando.
Es más, Óscar Poza (Autoescuela Bahillo), presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas señala que los jóvenes ya no ven la necesidad tan perentoria de sacarse el carné a esa temprana edad, como se hacía antes. «No están deseando tener los 18 para tener su coche y su carné. Prefieren otras cosas».
¿Y ante esta situación de más de un lustro de caída agónica de los carnés y permisos de conducción qué hacen las autoescuelas?
El precio, aseguran, es complicado rebajarlo ya más dado que los últimos años se han comido los márgenes con bajadas de precios y subida de los gastos. Y aunque no se han cerrado autoescuelas por causa directa de la crisis, sí es verdad que no hay apenas relevo. En los últimos cinco años se han jubilado los propietarios de tres autoescuelas y sólo una ha sido traspasada.
Así que las que quedan tiran de ingenio, de complementos, de más por lo mismo… «Todas las autoescuelas, al haber menos clientes, lo que hacen es tratarles de mimo. Además, los profesores se preparan mejor, se especializan», indica Poza.  Por otro lado, las autoescuelas se están diversificando. No sólo se trabajan los carnés. También las capacitaciones profesionales (CAP), las habilitaciones para mercancías peligrosas, y los cursos de carretillero. «En realidad, todo lo que tiene que ver con el volante».  En otras optan por incluir en el coste del carné algunas ventajas como por ejemplo el seguro, completar el carné B con el E (remolques de más de 750 kg) u ofrecer vales de gasolina para captar a un cliente que escasea.