El  próximo junio, cuando se produzca la inauguración del VII Centenario de la catedral, sus entornos presentarán una nueva imagen, concluidas, previsiblemente, las obras licitadas por el Ayuntamiento en 686.062,15 euros con financiación al 50% por los fondos europeos de la Edusi, y que constiyen un lavado de cara integral a un tramo de la calle Mayor Antigua y a las plazas de Juan XXIII, San Antolín y parte de la de Cervantes. 

En lo que se refiere a la de San Antolín, la obra abarca el amplio espacio acerado próximo a la seo. Se respetará en su totalidad la disposición geométrica y se repondrán con el mismo material las losas de granito de 50 centímetros de ancho que enmarcan las zonas de canto rodado. En estas, incómodas para los caminantes y, especialmente, para los discapacitados, se incorporará un pavimento de celosía de piezas prefabricadas de hormigón descontaminante entre cuyos huecos se sembrará césped, con lo que también se conseguirá un efecto drenante. 

Según recoge el proyecto, no tendrán  este acabado la zona que se encuentra sobre el centro de trasformación de Iberdrola y algunos de los módulos perimetrales, de forma irregular, que se pavimentarán con adoquinado también descontaminante. 

En una decena de los módulos de celosía -alejados de la fachada de la catedral- se dejará en una esquina un espacio para poder plantar un árbol. 

En cuanto al arbolado, se realizará la plantación de ejemplares de lagerstroemia indica, de 16 a 18 centímetros de  perímetro de tronco en todos los nuevos alcorques y en algunas de las zonas de celosía de esta plaza de San Antolín. Estos árboles, de follaje decorativo y vistosa floración, son muy usados como plantas ornamentales. De pequeño porte, resisten a las heladas y son susceptibles de podas de formación. Como contempla el proyecto, se plantará medio centenar de  ejemplares de lagerstroemia indica (comúnmente espumilla, árbol de Júpiter, Júpiter, lila de las Indias).

Decir que, asimismo, se colocará una decena de bancos de 1,75 metros  de tablones de madera tropical con estructura de aluminio anodizado dotados de apoyabrazos sobre las celosías correspondientes a los árboles y junto a estos para aprovechar su sombra.

En cuanto a la plaza de Cervantes, la acera aneja a la catedral se reconstruirá con la misma anchura y con materiales y dibujo muy similares a los actuales, al ser el pavimento que circunda la misma con la excepción de la llaza de San Antolín. Las piezas prefabricadas a utilizar serán de material descontaminante. En esta acera se construirán siete alcorques,  idénticos a los de la calle Mayor Antigua.

En la acera opuesta se aumentará la anchura actual, de 1,25 metros, hasta los 1,80  que exige la normativa de accesibilidad. También se utilizarán en su reconstrucción piezas descontaminantes. La calzada y el aparcamiento reservado a autobuses turísticos se elevarán a nivel de las aceras, así como los pasos de peatones; su acabado será el mismo que el del resto de las proyectadas. Se construirán tres rampas para alcanzar los niveles del resto de la plaza.