Asma bajo control

SPC
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Seguir el tratamiento aun cuando no haya síntomas y evitar el tabaco y los alérgenos son las principales pautas para que la enfermedad no se evidencie

La prevalencia del asma ha aumentado en la última década hasta un 10 por ciento en los países industrializados, según datos publicados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), y España no se libra de este incremento, llegando a registrar en la actualidad hasta tres millones de personas afectadas. 

El asma es una enfermedad respiratoria crónica que se produce cuando la exposición a ciertas sustancias o determinadas circunstancias inflaman los bronquios. Estos se estrechan y pueden llegar a obstruirse, «lo que puede provocar problemas para respirar que, en ocasiones, suponen un gran riesgo vital para el afectado», tal y como explica la doctora Alicia López de Ocáriz, experta médica de Cinfa, .

Otros síntomas son la tos, los pitos o silbidos en el pecho al respirar -conocidos como sibilancias- y la secreción de un moco viscoso y espeso, difícil de expulsar. También puede asociarse a rinitis y sensación de dolor u opresión en el pecho.

El aumento de diagnósticos se debe en parte a que ha mejorado la detección de esta patología, pero existe consenso entre la comunidad científica sobre la influencia de la contaminación atmosférica en esta enfermedad, que puede tanto agravarla como causarla.

Otros desencadenantes comunes son el tabaco y alérgenos como el polen, los ácaros o la caspa de los animales. Asimismo, las infecciones respiratorias como el resfriado o la gripe y el reflujo gastroesofágico pueden dar el pistoletazo de salida a un brote de asma. 

Y hay que tener en cuenta que esta patología no se cura, por lo que «el control ambiental es fundamental para mantener la enfermedad a raya y poder llevar un día a día lo más normal posible», concluye la doctora López de Ocáriz. Para ello, los asmáticos han de identificar qué sustancias o alérgenos empeoran su asma y tratar de evitarlos. También es muy importante usar correctamente el inhalador y, con el médico, aprender a reaccionar frente a una crisis.