El diestro de Orduña, triunfador absoluto de San Antolín 2014, se marchaba muy enfadado consigo mismo al ver cómo perdía la puerta grande al pinchar al último de la tarde, de ahí que no estuviera para muchas preguntas.
Le devolvían su primer toro, el viento molestada de lo lindo, pero ahí salió Iván Fandiño con la disposición que le caracteriza
Volvía a esta plaza con las ilusiones de volver a revalidar el triunfo rotundo del año pasado y a punto he estado de conseguirlo si no hubiera sido por el mal uso de la espada con el que cerró plaza. Fue una auténtica lástima.
Una faena a su primer toro mandona, la que requería el animal
Así es. Fue un toro que picaba siempre hacia dentro, que venía un poquito dormido y que le costó romper para adelante. A ello hay que añadir que el aire molesto me impedía engancharlo, de ahí que hubiera durante la lidia algún que otro tropezón. Al final, fue una faena con emoción y eso fue lo más positivo.
Con el último falló a espada, pero al primero sólo el volapié hubiera sido digno de oreja
Con ese toro estuvo acertado a la hora de matar, pero la oreja fue el conjunto de todo, de la entrega y la disposición de una faena que había que rematarla así.