El fiscal le pide 42 meses de cárcel por traficar con drogas

A.A.
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Fue sorprendido en un control de la Guardia Civil en Aguilar de Campoo en enero de 2018 con 14 bolsas de speed en el interior de su vehículo y una bolsa de anfetamina además de 883 euros en metálico de los que no pudo justificar su procedencia lícita

Un joven de 31 años se enfrenta a una pena de 3 años y 6 meses de prisión y al pago de una multa de 1.200 euros como presunto autor de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas tras ser sorprendido en un control de la Guardia Civil en Aguilar de Campoo en enero de 2018 con 14 bolsas de speed en el interior de su vehículo y una bolsa de anfetamina además de 883 euros en metálico de los que no pudo justificar su procedencia lícita.

Los hechos, que se juzgarán mañana en la Audiencia Provincial, se remontan al 12 de enero de 2018 cuando el acusado fue detenido en Aguilar de Campoo por la Guardia Civil en un control rutinario dentro del Plan de vigilancia del tráfico minorista y consumo de drogas en zona de ocio, tras observar que el conductor realizaba un giro brusco para tratar de evitarles. El nerviosismo del conductor del vehículo ante las preguntas de los agentes, llegando incluso en algún momento a tartamudear, levantó sospechas lo que provocó un registro tanto del joven como del vehículo. En ese registro se encontraron en el vehículo 14 envoltorios de plástico, con polvo blanco en su interior y un peso de 11,8 gramos y en una cartera propiedad del acusado, otra dosis de una sustancia rosa y de peso de 0,94 gramos. Los análisis posteriores revelaron que los 14 envoltorios contenían una mezcla de cocaína y anfetamina, con pureza del 26,10 y del 25,43% respectivamente, y el otro envoltorio contenía anfetamina con una pureza del 37,80%. Asimismo, la Audiencia acoge otro juicio, que fue aplazado en su momento, en el que dos hombres identificados como M.A.M. y J.M.C. se enfrentan a sendas penas de cinco y siete años de prisión, respectivamente, como presuntos autores de un delito de lesiones en el primero de los casos y de un delito de robo con violencia y otro de lesiones en el segundo, después de propinar una paliza a un vecino de la capital en plena calle, además de robarle dinero, un cordón de oro que llevaba en el cuello y un pendiente de oro que portaba en la oreja.