2.500 proyectos solicitan ayuda a Iberaval desde marzo

SPC
-

Pymes y autónomos de Castilla y León pueden acceder ya a la línea de financiación de la sociedad en las mejores condiciones de mercado y a devolver en cinco años

2.500 proyectos solicitan ayuda a Iberaval desde marzo

Miles de empresas de todo el país se encontraron de un día para otro con problemas de liquidez como consecuencia del parón de la actividad debido a la crisis sanitaria de la covid-19 y la continuidad de ciertos gastos fijos. Iberaval, la sociedad de garantía (SGR) con más actividad durante los pasados dos años ha dado respuesta a estas empresas durante la pandemia, el estado de alarma y en estos momentos de reactivación de la economía.
«En un momento como el que hemos vivido, se demuestra el sentido de las SGR, su utilidad, su finalidad, en definitiva, que no es otra que arropar a las pymes que han demostrado su compromiso, y eso nos permite mirar al futuro con otros ojos», detalla el presidente de Iberaval, César Pontvianne.
En concreto, la fórmula utilizada por Iberaval, gracias al respaldo del Instituto para la Competitividad Empresarial (ICE) de Castilla y León, se resume en tres puntos: préstamos a partir de 6.000 euros, a devolver en cinco años, y con bonificación total o parcial, lo que mejora notablemente las condiciones y precios de los mismos.
Pontvianne remarca que «son muchos los socios de Iberaval, empresas pequeñas o medianas, que han cumplido religiosamente con sus compromisos, que han trabajado diligentemente y que han hecho de sus proyectos viables un medio de vida». En este contexto, añade, «por ese motivo, y porque sabemos que los empresarios son comprometidos con sus iniciativas, creíamos fundamental estar a su lado».
Iberaval ha apoyado cerca de 2.500 proyectos por 200 millones de euros durante los últimos tres meses, como destacaron fuentes de la SGR, que señalaron que muchos de ellos se han concretado ante notario, si bien otros finalmente han decaído en última instancia.
Desde la sociedad recordaron que días antes de que se declarara la pandemia en España, ya se puso manos a la obra y lanzó unos créditos preconcedidos para sus socios, antes incluso de que se aprobaran, por parte del Gobierno central, los créditos ICO. En los compases iniciales de la pandemia, Iberaval dio respuesta con esa inyección de liquidez, a partir de ese producto concreto, con una previsión global de 85 millones. 
En este contexto, el presidente de Iberaval, César Pontvianne, insiste en que «a nuestro juicio, sobre todo en estos momentos, es importante que las empresas dispongan de liquidez, porque a medio plazo la situación puede complicarse», a lo que añade que «es preferible tener que asumir un interés, que ahora no será elevado, a perder una empresa».

«Vamos a apostar por un modelo híbrido de reuniones» (Club Ceo)

Mariano Llorente pone en marcha su empresa de organización de eventos en 2017 tras detectar que los CEO «ya no acudían a eventos de networking para conocer gente porque estaban muy enfocados a temas comerciales». Ante esta situación crearon la empresa Club CEO a través de la que organizan pequeñas reuniones, de unas quince personas, en las que participan primeros ejecutivos para «conocerse e intercambiar experiencias pero sin ánimo comercial», que acompañan de otras citas como el cónclave o la cumbre, que se desarrollan principalmente en Segovia y provincia. La crisis sanitaria les pilla con la cumbre totalmente organizada para el 3 y 4 de junio, por lo que tuvieron que reinventarse y cambiar de formato presencial a virtual. Un momento de parón que, como aseguró, fue «una sorpresa» porque ellos no apostaban por el mundo virtual y tuvieron que reorientar la actividad. De momento, recuperarán las reuniones presenciales el 1 de julio. «Nosotros apostamos por la confianza y la cercanía, porque creemos que el volver a conectar la parte humana de las personas se hace de forma presencial», comentó Llorente, que sí reconoció que de cara al futuro, «como ha funcionado bien el modelo virtual», van a apostar por un modelo híbrido de reuniones. «Hemos avanzado a nivel tecnológico y ya no se ve mal lo de las videoconferencias», señaló. Unos avances para los que han contado con financiación de Iberaval, tanto para atender las necesidades de circulante generadas como para reenfocar la parte tecnológica.

«En plena pandemia teníamos un 300% más de pedidos» (Máquinas de coser Diono)

Gerardo Melero trabaja con sus padres en un negocio familiar que, además de contar con una tienda física en la calle Valentín Calderón de Palencia, apostó por el e-comerce hace ya algunos años. Sus progenitores regentan una tienda de máquinas de coser domésticas en la capital palentina y comercializa además maquinaria para coser de tipo industrial. Mientras que la tienda física tuvo que cerrar sus puertas durante la crisis sanitaria, la otra parte de la empresa ha funcionado «ininterrumpidamente sin parar, de hecho el comercio electrónico en estos meses ha crecido y ha aumentado tanto en tráfico como en pedidos y facturación», comentó Melero. «Nosotros trabajamos con máquinas de ultrasonido parta diferentes aplicaciones del textil, una de ellas para la confección de batas y mascarillas, por lo que desde hace tres meses tenemos una mayor carga de trabajo», añadió. El responsable de la empresa palentina explicó que cuando llegó la crisis, su negocio de e-commerce ya era un referente nacional, por lo que no tuvieron que modificar nada, «solo reforzar con personal porque ha habido días de muchísimos pedidos». «En pleno confinamiento estábamos con un aumento de un 300 o 400 por ciento de los pedidos habituales. Ahora que se ha estabilizado estamos por encima del precovid», apuntó. Para poder hacer frente a este aumento de coste de las máquinas industriales que han instalado acudieron a Iberaval por primera vez «para tener un poco de músculo financiero».

«Los que me conocen han vuelto todos para apoyarme» (Miguel Marinas)

Desde el año 1983 ha desarrollado su labor profesional en el comercio textil, trabajando como dependiente en varios establecimientos de la capital vallisoletana, hasta que en noviembre de 2012 decide gestionar su propio comercio de ropa masculina, ofreciendo una moda diferente con una especialización de producto por edades y estilos, y productos con una buena relación calidad-precio. De esta forma, y con la ayuda de Iberaval, monta su propio negocio en un local de la calle Claudio Moyano de Valladolid. La crisis sanitaria de la covid-19 le obligó a cerrar: «Un negocio cerrado con una persona única es horrible, porque no tienes de donde sacar el dinero». Ante esta situación le tocó pedir una póliza de crédito para poder hacer frente al alquiler del local, así como a otros gastos. En su caso, volvió a abrir las puertas de su tienda el 11 de mayo con una buena acogida por parte de los clientes, sobre todo de los habituales, «que se compran cosas sin necesidad», aseguró. «Tengo un cliente muy particular porque les trato con cariño. La gente que no te conoce a lo mejor no confía, pero los que me conocen han venido todos», puntualizó, tras lo que añadió que «la gente está muy concienciada de que lo hemos pasado muy mal». Su relación con Iberaval se remonta a los inicios de su negocio, cuando colaboró con ellos para la apertura de la tienda. Luego tuvo que volver a acudir a ellos para ponerla en marcha y ahora con la petición de una póliza de crédito para poder asumir los gastos de estos últimos meses.

«Los clientes van llegando, pero de momento con cuentagotas» (Bar Puente Duque)

Ana María del Val gestiona el Bar Puente Duque en la localidad abulense de Hoyos del Espino desde hace varios años. El negocio es una concesión del Ayuntamiento que se realiza por quince años y está ubicado en el Parque Natural de la Sierra de Gredos, por lo que su clientela se compone principalmente de turistas de fin de semana y de temporada. Cuando llegó la crisis sanitaria del coronavirus, les tocó cerrar su actividad por completo. Después de varios meses han vuelto a abrir sus puertas, empezando por la terraza, aunque primero les tocó «poner todo en orden, porque es algo que no te lo esperas y había muchos productos que ya no valían». Además, su trabajo depende mucho de la llegada de turistas, por lo que de momento su clientela está llegando con ‘cuentagotas’, ya que esperan que aumenten con la ‘nueva normalidad’. «Este último fin de semana ya hemos notado un incremento, había mucho moteros», indicó Ana María del Val, aunque la gente se va animando «poco a poco». «Yo me siento afortunada porque estoy al lado de un pinar y en un lugar privilegiado, pero me solidarizó con otros empresarios del gremio que no han podido retomar sus negocios», apuntó. Nunca había tenido que acudir a Iberaval, pero la experiencia ha sido satisfactoria porque les han ayudado en esta situación, «sobre todo para el reinicio porque muchas cosas de las que teníamos han tenido que ir directamente a la basura y necesitábamos pagar a proveedores y otros gastos que se han seguido generando».

«Ha sido muy duro, tanto para usuarios como para familias» (Centro de Día Puerta del Parral)

Miriam Martín abrió su negocio de centro de día hace ocho años en una instalación ubicada en la calle Condes de Berbera de la capital burgalesa, «un proyecto muy personal, un centro muy terapéutico basado en la estimulación cognitiva» donde trabajan con distintos tipos de usuarios y patologías. «Vimos que era algo que había que poner en marcha en la ciudad, algo más específico, mucho más personalidad y donde se trabaja con grupos pequeños», explicó Martín. Antes del cierre obligatorio por la covid-19 tenían 32 usuarios. Pese a la clausura del centro, tanto Martín como todo el equipo que tiene en el centro han seguido ofreciendo ayudas y pautas a los familiares y cuidadores para que el deterioro fuera el menor posible. «Hemos estado más de tres meses parados por lo que hemos visto que el deterioro ha avanzado mucho», recalcó Martín, que destacó que el confinamiento «ha sido muy duro, no solo para los pacientes, también para las familias». El centro ha vuelto a abrir sus puertas esta misma semana, aunque no con todos los usuarios que tenía antes de la covid-19: «Tenemos familias que directamente la situación ha empeorado mucho y el siguiente paso es ir a residencias, familias que se lo van a tomar con más calma y otras con las que sí que arrancamos». En su caso, su relación con Iberaval comenzó cuando arrancaron el proyecto, «a través de su financiación se puso en marcha el centro», por lo que cuando tuvieron que cerrar el centro volvieron a acudir a ellos para solicitar financiación.

«Nos pilló en un momento duro y con poco tiempo abiertos» (Hotel rural y restaurante en Soria)

Ellos apostaron por el medio rural y María del Valle Gañán del Prado y su marido, que se conocieron en Italia, decidieron trasladarse a un pueblecito de Soria con un hotel en alquiler. Dos años después optaron por hacer algo propio y reformaron la casa vieja de su bisabuela para convertirla en un hotel rural y restaurante en la localidad soriana de Muriel de la Fuente. Ya trabajaron en esta primera etapa con Iberaval para poder obtener financiación destinada a la rehabilitación, reforma y equipamiento del hotel. «Siempre digo que este proyecto nace de un sueño y una necesidad, porque los pueblos deben volver a tener vida», recalcó María del Valle Gañán, que recordó que al principio no fue fácil, «pero luego siempre vas encontrando ayuda y aquí hay mucha calidad de vida». Cuando surge el parón por la crisis sanitaria, ellos llevaban poco tiempo con el negocio, les pilla en «un momento duro» con gastos a los que hacer frente. Afortunadamente, unos meses después han podido volver a abrir, de momento el restaurante, ya que las habitaciones todavía permanecen cerradas, guardando todas las medidas sanitarias e higiénicas necesarias. Su experiencia con Iberaval ha sido «buena», con el coronavirus nos han concedido otro préstamo circulante para hacer frente a los gastos fijos que tenían pese a la paralización de la actividad, una situación que ha afectado especialmente al sector hostelero y turístico.