El mejor premio está en la mesa

Rubén Abad
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El horticultor Emilio Medina, de Huertas la Mielga, ganó dos premios en la categoría internacional y uno en la nacional en el Festival del Tomate de Torrelavega, donde también ofreció una conferencia sobre el cultivo en secano, su especialiadad

El mejor premio está en la mesa

Emilio Medina es un joven horticulor de 22 años que lleva cinco cultivando en Villalcázar de Sirga un centenar de variedades distintas de tomate en una extensión de terreno de entre 1.500 y 2.000 metros cuadrados ubicada en la explotación denominada Huertas la Mielga, en la que también siembra otros productos de la tierra.


Una dedicación plena al campo que le han valido un reconocimiento al más alto nivel en el Festival Internacional del Tomate de Torrelavega, celebrado hace unos días en la ciudad cántabra y por el que pasaron entre 6.000 y 10.000 personas según datos de la organización. Allí se alzó con el primer y segundo premio al mejor tomate en la categoría internacional con las variedades Green Grape y Brad’s Atomic Grape, respectivamente, y con el tercero en la nacional con noches australes.


Un concurso en el que primó el sabor frente al tamaño o el aspecto de la pieza en el que se midió a profesionales del campo llegados desde Castilla y León, Andalucía, Madrid, País Vasco, Castilla-La Mancha, Cataluña y la propia Cantabria, además de una representación de la vecina Francia. Aspirantes que recalaron en Torrelavega con 46 variedades internacionales, 68 nacionales y 20 cántabras.


¿El secreto de su éxito?Trabajar siempre con semillas propias que reserva tras la cosecha y el intercambio con otros compañeros. Entre ellas una que se le atribuye a la provincia: cojón de obispo o de fraile. Productos que siembra a principios de junio y comienza a recolectar en septiembre y que vende directamente en su explotación, a restaurantes y organizadores de catas. El próximo lugar en el que desembarcarán sus tomates será un hotel de cinco estrellas en la exclusiva Marbella (Málaga). 


«Cuando hace cinco años me propuse a buscar semillas no encontraba nada, todo el mundo iba al mercado a comprar variedades de piel dura que no saben a nada. Me empecé a preocupar por este tema y por recuperar variedades de la zona y otras antiguas. Así comenzó mi afición», explica Medina, quien lamenta que, en muchas ocasiones, «se prima la cantidad frente a la calidad y se prefiere que sea bonito, sin manchas, sin arrugas y que aguante más en la tienda».


CULTIVO EN SECANO

La especialidad de Medina es el cultivo en secano, es decir, sin aporte extra de agua a través del riego. En este caso, la planta se queda «a la mitad de tamaño» que una que sí se riega, «pero la producción es similar o superior en un año bueno».


Para sacar adelante la planta prepara el terreno para evitar que el agua de la lluvia se pierda por evaporación o capilaridad. «Para conseguirlo, hago uso de abonos verdes y acolchados de paja y dejo un marco de plantación alto de unos dos o tres metros cuadrados por planta», subraya el joven horticultor, que dio una charla sobre secano en Torrelavega en el marco del Festival Internacional del Tomate.