Los días 17 y 18 de agosto de 1963 el estadio barcelonés de Montjuich acogió un histórico evento deportivo, puesto que las mujeres volvían, 28 años después, a participar en un Campeonato de España de atletismo y, añadiendo mayor calado a la cita, por primera vez compartían fecha y escenario con la competición masculina.

Hasta entonces, aunque afortunadamente en la actualidad pueda parecer ciencia ficción, la gran cita nacional de atletismo, que se había iniciado en 1917 en el estadio de Atocha (San Sebastián), durante 13 años no admitió a las mujeres. Solo en la primera mitad de los años 30, los anteriores a la Guerra Civil (1931-35), pudieron ellas por fin competir, aunque de forma paralela a los hombres. En el 31, en la primera edición, el campeonato masculino fue en julio en Barcelona, mientras el femenino se estrenaba en octubre en el campo de la Sociedad Atlética de Madrid.

Tras el cuarto (donde solo participaron atletas catalanas), llegó la guerra y, tras ella, mientras el Nacional masculino se reanudó ya en 1940, las mujeres debieron esperar 23 años más. Mientras, había competiciones, pero como explica José Javier Etayo (rfea.es), pese a no haber una prohibición explícita (se celebraban campeonatos de Castilla o de Cataluña), no existía un Nacional femenino. El atletismo en la dictadura no se consideraba decoroso para la mujeres, como cuenta Aquilino Castaño, presidente del club Estadio Gijón, en su blog del atletismo asturiano. Hasta 1963, un año después de que Madrid acogiera los Madrid los II Juegos Atléticos Iberoamericanos (con apartado femenino, pero sin atletas españolas), cuando ellas volvieron para siempre en Montjuich.

El cartel de la histórica cita de 1963 - Foto: RFEAPLATA PALENTINA. En ese contexto, un grupo de palentinas acudían con el Educación y Descanso a Barcelona para competir por primera vez en un Campeonato de España y, gracias a Ascensión Cabezón, llegó la primera medalla nacional femenina del atletismo palentino.

Con 27,16 (su serie: 23,67, 25,90, 17,09, 24,68, 27,16 y 26,25), Ascensión solo era  superada por la viguesa Marisa Pena (31,86), que batía el récord de España. Era tercera la burgalesa María Teresa Ramos (26,03), según los resultados recogidos por  Miguel Villaseñor (Atletismo Español). Acudiría en septiembre a Zaragoza a los Juegos de la FICEP (internacionales). Allí, contaba el periodista de Diario Palentino, Pedro Miguel Barreda, en su libro Contando nuestro atletismo (Fundación Provincial de Deportes, 1989), sería séptima.

La atleta, nacida en 1944, finalizaba el año con una marca de 27,44 (en Valladolid), situándose segunda del ranking nacional histórico (contando marcas anteriores a la guerra) tras Marisa Pena.

MÁS PIONERAS. Cabezón estuvo acompañada por María Isabel Ortega (15’’9) y María Begoña Abad (15’3) en las series de 100 m; Abad (31’4) y María Dolores de los Mozos (33’’2) en las de 200 m; Alicia Gómez en longitud (3,61); y Faustina Cabezón en la jabalina (19,10). Por federaciones la de Palencia era novena de 13 inscritas, con 5 puntos.

De los años 60 cita Barrera en su libro a las lanzadoras Angelines Martín, Ángeles Cabezón, Manoli Mayo y Carmen Mesón (combinadas); las saltadoras Carmen Moreno y Marisol Pérez; las velocistas María Eugenia Ortega, Resurreción Díez, Sisi Merino y Ana María Atienza; y las vallistas Rosa de Hoyos y Teresa Rodríguez. Todas pioneras.

NACIONAL DE CROSS. Dos años más tarde (7 de marzo de 1965) La Balastera de Palencia acogería el primer Campeonato de España femenino de cross (1.000 m).

Ganaba a sus 43 rivales, en el barro en  una fría mañana (-3ºC, contó Mundo Deportivo) la guipuzcoana Aránzazu Vega. Segunda era la coruñesa Nela Souto y tercera la madrileña Teresa Castañeda.