Toca bajar la persiana y entregar la llave al dueño, toca también echar una mano a sus hijos en la aventura que emprenden ahora, toca seguir completando su recetario y toca descansar, que bien se lo merece quien lleva toda una vida trabajando. Por el negocio y «para hacer felices a los demás». Si es cierto lo de que a la gente se la conquista por el estómago, José Ramón Isla Anguio -Ramón, simple y llanamente para cuantos lo conocen- tiene en su haber numerosas batallas ganadas. 

«Siempre producto fresco, de calidad y de proximidad, del mercado local», asegura. Y mucha dedicación y cariño, que son esenciales para darle el toque final a cada plato. «Yo siempre le explico a quien me pregunta mis recetas y la forma de prepararlas, no me guardo nada ni me callo ingredientes  especiales, porque el único secreto es hacerlo con cariño». Lo dice abiertamente, incluso a quienes se le quejan de que a pesar de seguir sus pasos, no les queda tan bien como a él. 

«Son muchos años y experiencia, pero, insisto, no tengo secretos, salvo ese toque que le da ponerle todo el cariño y mucha dedicación a las cosas». Dicho así, parece fácil, pero Ramón Isla no se ha hecho un nombre, un prestigio y una clientela de la noche a la mañana, sino a base de años y buena mano en la cocina. Por eso está en el libro Gastronomía de Palencia. Historia, alimentos y recetario, de Fernando Franco. Por eso también figuró en la guía gastronómica y turística Gourmetour 2005 y seguramente por lo mismo le dedicaron espacio en Argi. La revista de Castilla y León.

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