Unas diez personas, entre familiares y enfermos de párkinson, se reunieron en 2002 con el objetivo de constituir una asociación. Tras peregrinar por diferentes centros sociales, el colectivo se asentó en 2012 en un local cedido por el Ayuntamiento de Palencia que los socios arreglaron con su esfuerzo y dinero. 

Casi dos décadas después, la Asociación Palentina de Párkinson, que promueve la autonomía personal, el apoyo integral a personas enfermas y su entorno social y la información y sensibilización, cuenta con medio centenar de asociados. «Hemos llegado a ser más de cien», concreta Fidel del Diego, que aprovecha la ocasión para hacer un llamamiento a los diagnosticados jóvenes. «Es fundamental que nos ayudemos entre nosotros», aduce el presidente del colectivo, a la vez que indica que en la asociación el más mayor tiene 96 años y el más joven 50, aunque en la provincia hay una veintena de personas menores de 50 años que padecen esta dolencia.

El párkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso. Los signos de este trastorno -muy nombrado y a la vez muy desconocido- son diferentes para cada persona, pero pueden incluir temblores, lentitud en los movimientos, rigidez muscular, alteración de la postura y el equilibrio, pérdida de los movimientos automáticos y cambios en el habla y en la escritura.      

Así, con el objetivo de dar visibilidad al impacto emocional que la imagen social de este trastorno tiene en la persona y promover un cambio en la percepción y estereotipos sobre el párkinson, el movimiento asociativo ha puesto en marcha la campaña Pon una etiqueta positiva, que muestra la realidad de personas que afrontan con optimismo y positividad su proceso vital conviviendo con la enfermedad.

Por otro lado, las asociaciones reclaman que se acelere la publicación e implementación del documento sobre el abordaje de la  enfermedad de párkinson, contemplada en la Estrategia en Enfermedades Neurodegenerativas del Sistema Nacional de Salud.