La Asociación de Párkinson reclama diagnósticos tempranos

A. Benito
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En la provincia casi 1.200 personas sufren esta enfermedad amparada de manera errónea en la vejez y que en numerosas ocasiones se confunde con el alzhéimer

La Asociación de Párkinson reclama diagnósticos tempranos - Foto: José Miguel Esparcia

El párkinson es una enfermedad comúnmente asociada al envejecimiento y a la creencia de que el temblor es su síntoma más representativo. Sin embargo, una de cada cinco personas tiene menos de 50 años en el momento del diagnóstico y un 30% de quienes padecen esta dolencia nunca llega a desarrollar temblores. Por eso, la Asociación Palentina de Párkinson viene reclamando desde hace años mejoras en el protocolo de manejo y derivación de pacientes y que este trastorno deje de ocupar un segundo plano para favorecer así la detección temprana.

«En Palencia hay aproximadamente unas 1.200 personas con párkinson y otras muchas que no han sido diagnosticadas», explica Fidel del Diego, presidente del colectivo. «Tratar la enfermedad en sus primeros estadios puede alargar y mejorar enormemente la calidad de vida de los pacientes», señala al tiempo que recuerda que el nivel de afectación y la agresividad de esta patología son distintos en cada persona. 

«En los jóvenes los síntomas pueden pasar desapercibidos y, amparado en la vejez, muchas veces el párkinson se confunde con el alzhéimer», continúa Del Diego. Este explica que a la rigidez muscular y a los dolores se suman otras circunstancias añadidas como la depresión, de ahí la importancia de combinar el tratamiento con fármacos con terapias de fisioterapia y logopedia. «También es fundamental el apoyo psicológico y existen otras técnicas como la bomba de perfusión continua o la estimulación cerebral mediante la implantación de chips», señala. 

«Cada paso que se da en el conocimiento de la enfermedad mejora la calidad de vida de las personas con párkinson y supone un ahorro de dinero impresionante», insiste Del Diego, que además defiende la investigación como una forma de reducir la cantidad de medicinas que tienen que tomar estos pacientes y que les afectan a nivel psiquiátrico. 

En este sentido, el presidente de la Asociación Palentina de Párkinson reconoce que el impacto de la pandemia en la actividad del colectivo ha sido enorme. De hecho, antes de que llegara el virus, había dos grupos de logopedia y otros dos de fisioterapia, integrados por ocho o diez personas cada uno, que se reunían los lunes, los miércoles y los viernes. Ahora solamente hay uno de tamaño reducido (4 o 6 personas máximo, según la normativa) y, aunque el trabajador social sigue atendiendo a los socios todas las mañanas, el servicio de ayuda psicológica ha quedado suspendido. «Durante el confinamiento la atención era por teléfono o vía online, pero la verdad es que la mayoría de nuestros socios son mayores y tienen dificultades para utilizar las nuevas tecnologías», lamenta Del Diego. 

«Si para el resto de la sociedad esta situación está siendo un golpe fuerte, para el colectivo lo es aún más», continúa. Y es que las personas con párkinson han experimentado un grave deterioro de sus síntomas, tanto a nivel motor como a nivel psicológico y cognitivo.  «Para nosotros son fundamentales la psicomotricidad, la gimnasia y la socialización. Estamos deseando volver a la normalidad, retomar las terapias, vernos y darnos un abrazo, pero todavía hay mucho miedo a agruparse», manifiesta también. «A todo ello se suma que nos han dejado de hacer controles y analíticas que antes eran habituales», añade Fidel del Diego, que confía en que la vacuna les permita volver a la rutina después del verano.  

Además, hay que tener en cuenta que, aunque las administraciones públicas han decidido mantener la asignación económica que la asociación recibe para seguir adelante con su actividad, los eventos y recaudaciones solidarias se han cortado de raíz, por lo que las únicas fuentes de financiación son las subvenciones y la cuota anual de los asociados, medio centenar en la actualidad. En este sentido, el presidente del colectivo sostiene que la suspensión de este tipo de actividades también tiene una repercusión negativa en cuanto a la visibilidad de esta realidad.  

CUIDADORES. Finalmente, Del Diego hace una mención especial al mérito de los cuidadores. «El párkinson es una enfermedad de larga duración y grandes fluctuaciones que influyen mucho en el estado de ánimo y emocional del paciente. Esto afecta directamente a los familiares y allegados, que tienen que aguantar todos los días nuestras manías y cambios de humor», explica.