Por su bien torear, Guillermo Hermoso abre la puerta grande

Manolo Illana
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Los toros de la casa Capea, bravos y muy bien presentados, dieron importancia un año más al festejo de rejones en Campos Góticos. Don Pablo saludó con fuerza y Lea Vicens no estuvo a la altura

Por su bien torear, Guillermo Hermoso abre la puerta grande - Foto: Óscar Navarro

De nuevo el festejo de rejones ha vuelto a demostrar que sigue gustando mucho y con fuerza, como lo confirma la entrada que registró la plaza.

Dicho queda y es verdad, un buen cartel, el mismo de la pasada temporada, y una muy buena y bien presentada corrida de la casa de El Niño de la Capea, los dos primeros con el hierro de El Capea y los otros cuatro con el de Carmen Lorenzo. Alguno de los seis lidiados pudo merecerse por méritos propios el premio de la vuelta al ruedo.

Si bueno fue el ambiente antes de que el festejo diese comienzo, mejor todavía fue el final con la más que bien ganada puerta grande para Guillermo Hermoso de Mendoza. Puerta por la que también salió la pasada temporada cuando en Palencia se presentó sin haber tomado aun la alternativa.

La primera oreja de la tarde fue para Pablo Hermoso, con fuerte petición de la segunda, tras una faena que comenzó clavando uno de castigo montado sobre Alquimista. Templó, mandó y clavó lo mismo que hizo sobre Ilusión en el tercio de banderillas, toreando con franqueza y clavando arriba y en los medios dos banderillas. Sobre Donatelli siguió toreando con mucha verdad en el centro del ruedo,  con el público entregado aplaudiendo con fuerza los adornos del caballo y las banderillas clavadas siempre de frente. Las cortas sobre Corsario, también aplaudidas. Certero el rejón de muerte y a pasear el trofeo.

Más de lo mismo o mejor en el cuarto, al que recibió sobre Jíbaro clavando en los medios el de castigo. En banderillas, sobre Berlín, no hubo prisas y sí torería,  clavando a pitón contrario y en los medios. Más de lo mismo sobre Januca y Corsario, dejando las cortas y el de muerte. Don Pablo demostró un año más que sigue siendo una imprescindible figura del toreo a caballo.

Lea Vicens recibió con buen aire al primero de su lote, poniendo entre aplausos dos rejones de castigo a lomos de Bach. Sobre Bético se dejó ver para torear con buen son antes de clavar banderillas, para lo que también utilizó a Diluvio. Para las cortas se sirvió de Deseado y para la suerte suprema montó a Espontáneo, matando en los medios de un rejonazo y un golpe de descabello. Las cosas no le fueron tan bien como deseaba en la lidia de su segundo enemigo, al que saludó con alguna prisa sobre Guitarra. Para banderillear utilizó a Gacela y Bazuka, todo ello con prisas. Sobre Jazmín clavó las rosas y sobre Espontáneo entró a matar con cinco entradas  y cuatro descabellos. No fue la tarde de Lea Vicens la de este domingo de feria. A pesar de ello, sin que nadie lo pidiese salió casi al tercio a saludar una ovación que no hubo.

Firmeza, clase, tranquilidad, buena monta y mucha torería son algunas de las muchas buenas armas que consigo lleva Guillermo, este joven rejoneador que de seguir por ese camino llegará a lo más alto en el difícil y muy querido mundo del toreo a caballo.

 Se llama Guillermo Hermoso de Mendoza, hijo de Don Pablo. Buen jinete y mejor rejoneador. Montando a Barrabás toreó muy despacio al primero de su lote antes de clavar en su sitio el rejón de castigo, sin importarle que en algún momento el de Carmen Lorenzo buscase tablas por la zona de toriles. Montando a Brindis, Berlín y Pirata disfrutó toreando y clavando largas y cortas antes de conseguir un certero rejón de muerte. Dobla el toro y para Guillermo las dos orejas.

Más de lo mismo, o mejor, durante la lidia del último de la tarde, al que sobre Manizales toreó bien y sin prisas clavando en buen sitio el rejón de castigo. Para el tercio de banderillas, montó en primer lugar a Disparate, que todo lo que hizo fue con mucho gusto y sobrada torería. Con Arsenio, nombre del antiguo Gallo, siguió la brillante suerte de banderillas, llegando a la cara del toro con facilidad entre la cada vez más fuerte ovación de los tendidos. Un tercio de banderillas clavando siempre en los medios y sin prisas. Guillermo buscaba con fuerza y bien torear otro premio gordo que sumar al que ya había conseguido. Y bien que lo logró. La parte final de la faena la realizó sobre Pirata, con el que volvió a lucirse clavando las cortas antes de la surte suprema de un preciso rejonazo que fue suficiente para que en el palco apareciesen los dos pañuelos blancos. 

Una buena tarde de toeo a caballo.