Bien podría decirse que Linares y la Copa Chenel le han resucitado, profesionalmente hablando

Fueron dos tardes muy importantes en esta nueva andadura de mi carrera profesional, si bien antes de ellas estuvo México, concretamente Cinco Villas, donde apostaron por mí después de pasar muchos años sin poder torear.

En su etapa novilleril tuvo una gran proyección 

Es cierto, tuve un buen ambiente como así lo atestiguan esas seis tardes que hice el paseíllo en Madrid. De todas ellas, la más importante fue la de octubre de 2010 cuando conseguí cortar una oreja a un utrero de Rocío de la Cámara.

Parece que fue ayer, pero ya han pasado 9 años de aquella triunfal alternativa en Cazorla, aunque pronto comenzó a sufrir la falta de contratos tras entrar en el escalafón superior 

Ha pasado mucho tiempo desde aquel día en el que lograba cumplir el sueño de todo novillero y además cortando tres orejas. Esos primeros años toreé entre dos y tres corridas por temporada, luego en 2016 una lesión de rodilla me tuvo en el dique seco, volvía a los ruedos en 2017 y finalmente en 2018, 2019 y 2020 no vi un pitón salvo en un festival. Años duros, sin duda. 

¿Cómo se mantiene la ilusión en esos momentos tan difíciles?

Es muy complicado, ya que va pasando el tiempo y sigues sin torear. Pero poco a poco vas entendiendo que todas las cosas suceden por algo. Eso y la fe que siempre he tenido en mí mismo me ayudaron a seguir adelante. 

Su trayectoria, salvo en los inicios, la ha realizado sin apoderado

En mi etapa novilleril sí que conté con el apoyo de José Fuentes, aunque el que siempre ha estado a mi lado, tanto  en las duras como en las maduras, ha sido Vicente Bolívar; es sin discusión mi mano derecha. 

El caso es que el que la sigue la consigue. No se aburrió y este año está teniendo su recompensa

Pues sí, y mucha culpa de ello fue de Ángel Gómez, Pollo, ya que cuando me establecí en Sanlúcar él me aportó ánimo y motivación para que siguiera en esto. 

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