Bellota autóctona en los montes de Tariego

Rubén Abad
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La Junta, el Consistorio, Tragsa, IDForest y Aspace unen sus fuerzas en un proyecto de siembra en Los Propios, donde se instalará un nido de micelios que posibilitará la obtención de trufas

Bellota autóctona en los montes de Tariego

Convertirse en un referente trufero y recuperar parte de la masa forestal perdida. Ese es uno de los objetivos que se ha marcado Tariego de Cerrato con la siembra directa de bellotas autóctonas de encina Q. ilex en el monte de utilidad pública Los Propios, utilizando el innovador Protector de Semillas Forestales (PSF). En paralelo, la empresa especializada en micorrizado instalará un nido de micelios de trufa negra y de verano, posibilitando en un futuro la obtención de trufas en este paraje natural. Un proyecto a iniciativa del Ayuntamiento del que forman parte la Junta de Castilla y León, Tragsa, IDForest y Aspace.


Para llegar a esta fase de siembra con el PSF, se realizaron con anterioridad unos tratamientos silvícolas en el monte, que consistieron en el clareo sistemático y selectivo de la masa forestal compuesta por coníferas de las especies P. pinea, P. halepensis y Cupresus. Posteriormente, se dio paso a la saca de productos madereros y a la trituración del ramaje, reservando un porcentaje de las mismas para realizar el amurallado. De este modo, la masa forestal resultante quedó en unas idóneas condiciones para que se pueda implementar la siembra directa, de la forma más ecológica, económica y efectiva para la creación de masas mixtas con frondosas.


El objetivo principal que se persigue con todo lo anteriormente expuesto es, como explica el alcalde de Tariego, Luis Ángel Marín, conseguir una equilibrada interacción entre la humanidad y el medio natural, crear biodiversidad, la obtención de productos del monte de forma sostenible, potenciar la autodefensa y resiliencia de las masas forestales de clima mediterráneo «para frenar los ataques de todo tipo de agentes perjudiciales», tanto botánicos como abióticos, «mitigar el cambio climático» y actuar de modo preventivo para evitar «los grandes incendios forestales».


Marín recuerda que en la Península Ibérica existen varios millones de hectáreas de montes repobladas con masas artificiales monoespecíficas de resinosas, que fueron plantadas desde mediados del siglo XX. «Si esta labor, y dado el desequilibrio ecológico que presentan la mayoría de los montes por la acción humana, la dejáramos en manos de la propia naturaleza, tendrían que pasar cientos de años hasta conseguirlo», concluye Marín.