La berrea, a un paso de Palencia

David Herrero (Ical)
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El fenómeno natural de los ciervos de la reserva del Monte El Viejo se convierte en un atractivo más, apenas a siete kilómetros del centro de la ciudad

La berrea, a un paso de Palencia

Si hay un rincón de respiro y desconexión preferido para los palentinos es el Monte El Viejo. Apenas siete kilómetros de la capital, el pulmón verde de la ciudad hace las delicias de grandes y pequeños durante los meses de la época estival a través de la piscina, el senderismo o las actividades deportivas.

No obstante, la reserva de los ciervos no cierra por temporada y posibilita observar muy de cerca el fenómeno de la berrea, sin necesidad de desplazarse a la Montaña Palentina y correr el riesgo de no observar a ningún ejemplar debido a la distancia de colocación y visión. Su condición de semilibertad y la habitual presencia de visitantes en el Monte El Viejo permite poder contemplar sin ningún problema los choques entre los machos para poder ostentar el mayor número de hembras, durante las cuatro semanas en las que se extiende aproximadamente el periodo de celo.

Este fenómeno necesita “temperaturas frescas y algo de lluvia”, es decir, que se “mojen el lomo”, climatología que se “ha dado a principios de septiembre, por lo que la berrea se ha adelantado en esta temporada”, detalla a la Agencia Ical la técnico de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y monitora de la Casa del Parque de Cervera de Pisuerga, Minerva Archaga.

Lucha y ronquidos

Desde mediados de septiembre hasta finales de octubre, los machos localizan a grupos de hembras, que suelen encontrarse en terrenos de buena alimentación otoñal. Tras ello, marcan a esos grupos con orín o rozándose con los arbustos cercanos para impregnar la zona con el olor de cada macho. De esta forma, delimitan el pequeño harén que ellos han elegido.

El ruido de la berrea sirve para “alertar a otros machos de la zona de que son más fuertes que ellos y para evitar que se acerquen a las hembras que ha elegido”, aunque, los berridos “se comienzan a contagiar y cada ciervo lo hace de la manera más fuerte que puede para intentar mostrar su poderío”, afirma Archaga.

En el momento en el que interfieren dos machos en el mismo territorio se producen “luchas muy intensas con las cuernas, las cuales se pueden prolongar en el tiempo si los dos ejemplares son de similar tamaño”. Un ritual “curioso con el que comienzan a caminar en paralelo mirándose de reojo entre ambos hasta que llega el momento en el que chocan las astas”, añade.

Selección natural

Tras en el enfrentamiento, el vencedor se queda con el grupo de hembras y el derrotado se retira de la zona. Según la técnico de Medio Ambiente, este fenómeno es “pura selección natural", dado que la “potencia de la cuerna y el poderío se representa con los machos mejores dotados”. Tal es así que, un estudio reciente en la materia asegura que el “tamaño de la cornamenta está relacionado con la fertilidad y, por consiguiente, la cantidad y la calidad del esperma”, explica.

No obstante, las hembras “no están siempre receptivas, ya que entran en celo cada 19 días durante este periodo”. Este es el motivo por el que hay ocasiones que los machos “montan a la primera a las hembras”, pero, en otras ocasiones, “no ocurre así y se resisten hasta la llegada del nuevo celo”, detalla.

En esta línea, el periodo de gestación trasciende ocho meses, cuyas hembras viven hasta 20 años, más longevas que sus compañeros, los cuales rondan las 13 temporadas, por lo que, a partir del tercer año, ya son adultos y pueden aparearse.

La Casa Pequeña y los ‘porrones’

Aunque el terreno de la reserva de los ciervos es municipal, el dominio recae sobre la Junta de Castilla y León. Por ello, desde el Ayuntamiento se “insta a la administración regional a preservar la seguridad y el respeto de los entornos”, afirma en declaraciones a lcal la concejala de Seguridad Ciudadana, Carolina Gómez.

Tras una recogida de firmas en una plataforma digital para solicitar la reapertura de la Casa Pequeña y sus ‘porrones’ en el Monte El Viejo, la concejala niega que se vuelva a producir esa actividad. Tal es así que, la edil asegura que “están reparando las humedades y problemas del tejado”.

Desde los años 70, la vivienda ha sido la residencia del guarda del monte, aunque haya tenido una “actividad económica, pero de una forma no razonable, ya que los suministros del domicilio los sufragaba el consistorio al ser un trabajador más”. Además, señala que una explotación hostelera tiene que ser “a concurrencia pública, pero no era el caso, ya que era su vivienda y sacaba un beneficio con esa actividad”.

Por otro lado, los porrones eran de “cristal y no está permitido beber en la vía pública con ese tipo de recipientes, más en un espacio natural como el monte, sin mencionar la inexistencia de la salida de humos, entre otros parámetros exigidos por Sanidad”. De esta forma, Gómez subraya a Ical que “no va a arriesgarse a volver a abrir dicho servicio ni a pedir permisos”.

No obstante, no rechaza que “se pueda hacer algún recurso hostelero alrededor, como por ejemplo trasladar alguna de las “casetas o cabañas que hay repartidas por la ciudad a modo de biblioteca, las cuales están inactivas”, apostilla.

Recurso turístico

De esta forma, la concejala detalla que “la idea es originar un recurso atractivo al combinar deporte y naturaleza, con rutas renovadas a través de caminos que puedan adentrar a los ciudadanos hasta el espacio de los ciervos, el mirador o sendas más internas, aunque siempre con carteles”.

Los esfuerzos se van a centrar en reparar y restaurar la Casa Grande, con la idea de crear un centro de interpretación. Además, hay un circuito deportivo cercano, el cual está “olvidado, en desuso y deteriorado”. La cuestión pasaría por “rehabilitar el conjunto y potenciarlo como recurso turístico, con la opción de nuevas rutas en bicicleta y a pie”.

Debido a la situación del inmueble, el propio Ayuntamiento va a “intentar reparar el edificio de la Casa Grande a partir de posibles subvenciones”, dado que la Junta tiene catalogado el inmueble como Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que hay que “conservarlo y no dejar que se deteriore”, añade.

Carolina Gómez recuerda que la anterior corporación sacó a concurso la instalación con una inversión de 500.000 euros y quedó desierto. Razón por la cual el equipo de Gobierno actual va a “restaurar el inmueble”, para combinar el centro de interpretación con un pequeño servicio hostelero, como una cafetería.