Había logrado el titulo nacional de los 400 metros por tercera vez consecutiva, sumando una muesca más en su ya dilatado  palmarés, pero el rictus del astudillano Óscar Husillos no era el de un atleta que había alcanzado una nueva medalla de oro.

Y es que tras cruzar la meta giró su mirada hacia el marcador electrónico que le daba un tiempo de 45’’83, que en condiciones normales hubiese sido una marca buena, al bajar de los 46 segundos y ser su mejor registro de la temporada. Sin embargo, fue insuficiente para poder acudir al Mundial de Doha a finales de este mes.

La IAAF exige una marca de 45’’30 y la propia Federación Española de Atletismo la rebajó a 45’’26. Es decir, se quedó a 57 centésimas de la cita mundialista. Un suspiro en la vida normal, todo un mundo en el atletismo. 

En la final de los 400 metros salió encendido. Tomando la compensación inmediatamente a Eliam Fernández y Adrián Rocandio. Afrontaba el último cien con una clara ventaja sobre todos sus perseguidores. Su rival no era humano, era el cronómetro. Apretó los dientes, se vació buscando la mínima, pero no fue posible, provocando un evidente gesto de  rabia en el astudillano.

última oportunidad. Cuando menos, Óscar Husillos se dio cuenta que tiene la marca en sus piernas, que no debe obsesionarse. Ese es uno de sus problemas, se come demasiado la cabeza Le queda una última bala este próximo viernes en Andújar y puede aprovecharla. En Doha estará en el relevo 4x400 metros, pero le espera su prueba, la de los 400 metros.