Pradilla, el chico de oro

Alejandro García
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El integrante más joven de la plantilla del Trapa, cedido por el Casademont Zaragoza, ha sido este verano campeón de Europa con la Sub '18

Pradilla, el chico de oro - Foto: Óscar Navarro

Jaime Pradilla (Zaragoza, 2001) es uno de los refuerzos con mayor proyección futura del Chocolates Trapa. Tras una campaña alternando partidos entre el Casademont Zaragoza de ACB y su filial, el joven jugador ha recalado en las filas moradas en un año en el que el joven ala pívot afronta «un importante reto personal y profesional».

Para su cesión fue clave la figura de Carles Marco. El técnico morado le expuso la gran oportunidad para progresar y ganar experiencia si aceptaba la propuesta del club palentino. «Su mensaje fue clave, me comentó que aquí podría crecer como jugador, jugar como ala pívot, una posición en la que me tendré que desenvolver en el futuro más cercano», señala.

Con tan solo 18 años, el jugador afrontaba con esta decisión un gran desafío, en el que el club y sus compañeros le han ayudado a sentirse como en casa. «La afición y el club son una piña, la gente es muy agradable y desde el club me ayudan en todo lo necesario.» afirma. La adaptación del jugador está siendo buena, tanto a nivel personal como sobre la pista, con un notable desparpajo a la hora de encarar el aro, ya sea desde la línea de triple o de dos, como ha demostrado en los partidos de pretemporada y en el encuentro disputado en la Copa de Castilla y León. A ello acompañan las destacadas cualidades físicas y técnicas del jugador, una de las joyas de la cantera maña.

Pradilla ha sido una pieza importante en el éxito logrado este verano por la selección nacional sub’18, que se alzó con el campeonato europeo en una disputada final contra Turquía. El jugador felicitaba también a la selección absoluta, en la que aprecia «un espejo del que aprender e inspirarse».

sueños. Aunque está claro que su pasión es el baloncesto, el maño se muestra comedido en cuánto a sus aspiraciones, y es que, con 18 años, aún queda mucho camino por recorrer. «Estoy centrado en este año, no quiero pensar ni en regresar a Zaragoza ni en lo vivido en verano con la selección, lo importante ahora es ayudar a este club». Un año que constantemente enfoca como «de aprendizaje», en un club con el que se encuentra comprometido al «cien por cien». «Elegí esta ciudad porque este deporte me apasiona y necesitaba un lugar donde se respirara este sentimiento. El ambiente en el pabellón es increíble».

Al remontar la vista atrás, concretamente al 29 de septiembre de 2018, rememora su debut en ACB, sin duda el recuerdo más especial de su corta carrera profesional. «Fue increíble, no se puede explicar con palabras lo que significa debutar en ACB con tu club de toda la vida».

En respuesta a algunas de las críticas recibidas por el equipo ante la ausencia de un pívot que aporte centímetros e intimidación, Pradilla recuerda que «la plantilla aún no está cerrada» a la par que señala la gran baza del Chocolates Trapa «un gran juego exterior y muy buen tiro de tres».

Un plantel que el ala pívot maño define como «de mucha calidad», aunque con  mesura prefiere no marcar metas, menos aún cuando la temporada aún ni ha comenzado. «No marco objetivos, hay mucha igualdad, pero la plantilla tiene calidad suficiente para finalizar la temporada arriba», afirma.

Un jugador de proyección, que  continuará cimentando su prometedor futuro en el club morado, por el que ya pasaron otras promesas como Nikola Mirotic.