Un deleite culinario que cambia de manos

Jesús Hoyos
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Ángel Martínez sustituyó a Salvador Varela como cocinero mayor en el día de ayer, tras 22 años como ayudante en el 'guiso del pastor'

Un deleite culinario que cambia de manos - Foto: Óscar Navarro

El guiso del pastor volvió tras el parón obligado del año pasado. Y lo hizo con fuerza. «Tenemos ganas de mejorárselo a Salvador», explicó Ángel Martínez, el que durante esta edición del Día de Fuentes Carrionas ha ocupado el cargo de cocinero mayor en ausencia del habitual, Salvador Varela. 

Desde las ocho de la mañana él y sus ayudantes prepararon el apetitoso plato por el que los cientos de asistentes al festejo esperaban ansiosos. Tras colocar la leña en un punto estratégico, junto al río pero alejado de la zona donde la gente se reúne, Ángel, José Luis Fernández y Yolanda Mancebo, comenzaron la preparación del guiso. 

La carne, en total casi 500 kilos de cordero, se colocó en 29 calderetas dispuestas en fila india, que se calentaron rápidamente tras encender las hogueras.

Un deleite culinario que cambia de manosUn deleite culinario que cambia de manos - Foto: Óscar NavarroUn poco de pimiento, ajo y pimienta, junto al gusto que otorgan las hojas de laurel y la sal, dieron al guiso el tradicional sabor que tanto gusta entre los asistentes. Todo ello complementado con un toque de vino blanco, en concreto cuatro botellas que los cocineros añadieron con alegría.

Martínez lleva 22 años como ayudante de Salvador Varela, el cocinero mayor de Puente Agudín que este año decidió no asistir por miedo al virus. Su suplente este año, vinculado al Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) Fuentes Carrionas desde hace varias décadas, expresó su decepción por la falta de savia nueva en la celebración. Su deseo es que, poco a poco, la gente joven pase a formar parte de ella.  

«El año pasado lo pasamos muy mal tras la cancelación del evento», se lamentó Martínez, quien explicó que la fiesta es una actividad «que lleva muchos años haciéndose y, de golpe y porrazo pararse es muy duro». 

El Covid, eso sí, no ha acabado con el humor del cocinero, quien bromeó acerca de sus dotes culinarias. «Volvemos con fuerza y con ganas de mejorárselo a Salvador para que diga que ha tenido buenos suplentes», dijo.

Sobre las 15 horas, el cordero alcanzó el punto de cocción perfecto y los cocineros dieron la orden para comenzar a repartir las cazuelas. A pesar de las medidas restrictivas que marca la situación sanitaria y que obligaron esperar el turno en grupos de unas diez personas para evitar aglomeraciones, las colas se repitieron un año más. La organización se encargó, eso sí, de mantener el orden, reorganizar las filas, tomar la temperatura de cada persona y desinfectar sus manos antes de llegar a la zona de reparto. 

Allí se encontraban, como es tradición, varios socios del CIT y la alcaldesa de Velilla del Río Carrión, Belinda Mencía, único cargo público presente en la celebración tras la recomendación por parte de la Junta de Castilla y León de evitar este tipo de celebraciones.

Tras recibir sus correspondientes platos, varios de ellos bien cargados de carne, algunos aún tenían ganas de más. «Las cazuelitas son demasiado pequeñas», se podía oír en la cola. Desde la organización invitaron a quien se quedara con hambre a repetir. «Tenemos raciones para comer, cenar y desayunar mañana», bromeó el jefe de organización, Eduardo Ibáñez, tras oír a alguna de esas personas.