Tras haberse metido en la piel del doctor Portuondo, el peculiar terapeuta cubano protagonista de la novela (y futura serie) de Carlo Padial, el actor Jorge Perugorría ha conocido de cerca el psicoanálisis, un método que el mundo entero debería explorar «en estos tiempos de pandemia, redes sociales y discursos radicales».
El intérprete (La Habana, 1965) acaba de finalizar el rodaje de la ficción de Filmin en Barcelona (que se estrenará previsiblemente el próximo otoño) y charla sobre su acercamiento a este peculiar psicoanalista que bebe whisky y jura en nombre de Freud.
Caracterizado con una perilla, una pajarita, una pipa, un chaleco de punto y unos botines, el actor habanero compone a un convincente psicoanalista caribeño y se mantiene aferrado al personaje incluso en los momentos en los que ya no está rodando. «Ya en la primera lectura del guion me quedé fascinado por este cubano brillante; un hombre avanzadísimo que se vio atrapado en un mundo, el del socialismo real de modelo estalinista, que era lo más contrario al psicoanálisis que se pueda imaginar, así que tuvo que marcharse. Pero nunca dejó de pensar en volver a su tierra, y en esa nostalgia, con el tiempo, se fue alejando de la realidad para formar en su cabeza una Cuba imaginada y fantástica», relata.
El papel de Portuondo le ha llegado en plena explosión mundial de producciones audiovisuales, tendencia que todavía no ha tenido sus efectos en la isla americana, pese a tener uno de los centros de estudios cinematográficos más prestigiosos del mundo hispano. El bloqueo de Donald Trump, opina el actor, estancó al sector tras la época dorada de Obama.
Joe Biden es ahora la nueva esperanza, cuenta Perugorría, para que el sector audiovisual cubano recupere su brío y «podamos seguir viendo a Cuba desde una sala, en cualquier parte del mundo».
¿Cómo ha sido ponerse en el traje del particular doctor Portuondo?
Un lujazo porque el personaje es maravilloso. Esta serie, que es la primera que produce Filmin, está dirigida por Carlo Padial, quien estuvo cinco años en terapia con el doctor Portuondo y a partir de esa experiencia personal escribió el libro. Ha sido un momento extraordinario porque es un hombre muy particular, un hombre del siglo pasado, con ideas del siglo pasado, detenido en el tiempo, con un gran amor a Cuba, una nostalgia por su tierra y su país tremenda desde el exilio.
¿Cómo era su relación con el psicoanálisis antes de hacer esta producción?
Era un tema que no conocía mucho. Siempre hay un referente con Freud y había leído un poco, pero siempre desde la curiosidad, no por ningún interés, ni nunca he tenido ninguna práctica con el psicoanálisis, ninguna experiencia personal. Pero meterme en el mundo de Portuondo es realmente muy interesante. Yo creo que la relación de Portuondo con su paciente, interpretado por el actor Nacho Sánchez, es una relación que hace que este muchacho se supere a cada momento, le da herramientas elementales para enfrentarse la vida.
¿Cree que el mundo necesita más que nunca psicoanalizarse?
Yo creo que ahí puede estar el éxito de la serie. Sobre todo en estos tiempos de pandemia, de redes sociales y de discursos radicales, yo creo que psicoanalizarnos un poco nos vendría bien a todos. Buscar dentro de uno mismo, buscar dentro de ti, que es un poco la esencia del psicoanálisis, encontrarse a uno mismo.
En el mundo se está produciendo un boom de producción de series, ¿cómo está el tema audiovisual en Cuba?
Esta explosión de todas las plataformas produciendo series ha coincidido con el momento de cierre de Trump de toda relación con Cuba. Todavía es imposible ver una serie de Netflix rodada en la isla. Ojalá que pronto eso cambie porque no hay trabajo en Cuba. El instituto cubano de cine ha creado un fondo de fomento este año y se espera que de nuevo la producción de cine cubano empiece a coger algo de fuerza. Esa es la esperanza de todo el mundo, porque llevamos varios años donde se está produciendo poca película cubana y se está trabajando francamente poco.
En el momento de la apertura cubana con Obama se rodaron películas como Rápido y furioso, Transformers... Todo eso desapareció. Realmente espero que Biden cambie la política hacia Cuba y que pueda haber pronto trabajo de servicios y de producción nacional, que podamos seguir viendo Cuba desde una sala en cualquier parte del mundo.
¿Esta crisis está afectando también a personajes consagrados como usted?
Sí, por supuesto afecta, porque no hay trabajo. Cada vez hay más gente joven graduándose en las escuelas con talento y con menos posibilidades de producir. Esta solución que se ha dado dentro del cine cubano da alguna esperanza, sobre todo a los jóvenes que quieren hacer cine, pero no sabemos cuanto durará.
¿Podrán ver al doctor Portuondo en Cuba?
En Cuba las películas que se estrenan en Estados Unidos a la otra semana están ya en el paquete. Tiene una garantía absoluta.
¿El paquete?
Sí. Ahí todo el contenido que producen las plataformas se consume con una cosa que se llama el paquete, que es un poco clandestino pero todo el mundo lo hace. Es un disco duro de información con todas las series, películas… todo está ahí y se pasa de mano en mano. Así funciona.