¿Preparados para otro encierro?

M.C sánchez (SPC)-Agencias
-

La ansiedad y la depresión amenazan con extenderse entre la población en caso de producirse una nueva cuarentena generalizada, un escenario que 'a priori' se descarta pero que es posible

¿Preparados para otro encierro?

Que la pandemia de coronavirus está dejando una huella imborrable en todo el mundo, eso nadie lo cuestiona. Pero, que esa marca va más allá del impacto económico y social, es una cuestión que parece no tenerse tan en cuenta a la hora de hablar del futuro inmediato y, sin embargo, podría ser tan relevante o más que lo anterior. Y es que, la COVID-19 ha golpeado de lleno en la salud mental de la población. De hecho, como desvela la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), los servicios dedicados a este tipo de atención registran un incremento sustancial de pacientes.

La cuarentena hizo mella en la sociedad, obligada a poner en pausa durante meses su actividad habitual. Después, la nueva normalidad instaurada este verano, marcada por un nuevo repunte de los casos y la vuelta a las restricciones en algunos lugares, tampoco ayudó a superarlo. Por todo ello, es lícito plantearse qué sucedería si volviéramos sobre nuestros pasos y encarásemos este encierro preventivo de nuevo.

Es la pregunta que muchos se plantean, dados los rebrotes que afectan a gran parte de España, aunque las autoridades descartan a priori otra cuarentena generalizada, salvo que la situación epidemiológica así lo exija. "Uno de los efectos más importantes va a ser la aparición de depresiones asociadas a la situación social que va a generar el coronavirus. Durante la crisis de 2008, los intentos de suicidio se incrementaron, y es previsible que esto vuelva a suceder", vaticinan desde la SEP.

Los síntomas de depresión y ansiedad fueron las manifestaciones más frecuentes durante el confinamiento, según los expertos; ahora, representan la mayor amenaza ante un hipotético regreso a la misma situación. "Si ya llevamos así desde marzo, es posible que la resiliencia, la capacidad de aguante de las personas, flaquee y derive en una ansiedad más crónica y aparezcan los síntomas depresivos", apuntan.

Llegados a este punto, el mayor peligro lo correrán aquellas personas con antecedentes de trastornos mentales, así como quienes no tienen un buen apoyo socioeconómico, ya que sufren «la angustia de no poder llegar a final de mes», añaden. Por su parte, el síndrome de estrés postraumático o de estrés agudo se registraría más en gente que haya vivido situaciones extremas. En este ámbito específico se encuentra el personal sanitario en los hospitales o familiares que no se pudieron despedir de sus seres queridos al fallecer en pleno estado de alarma.

"Lo más importante es mantener actividades y aficiones que proporcionen una válvula de escape", recuerdan los psiquiatras. Estas resultan tan indispensables para poder soportar una cuarentena como el contacto con familiares y personas cercanas. Porque no interrumpir las relaciones sociales, aun confinados, supone un factor diferencial. De hecho, ahora se cuenta con muchos más instrumentos que incentivan la comunicación no presencial, algo que han aprendido también las personas mayores.

Sistema sanitario

Para combatir los problemas de la salud mental, la apuesta decidida por la telepsiquiatría y el aumento de recursos humanos e infraestructuras suponen los mayores desafíos. 

"Si esto no se da, difícilmente podemos ofrecer el apoyo necesario; lo proporcionaremos en las condiciones que tenemos, que no son las ideales", avisan los psiquiatras. De hecho, un segundo confinamiento haría aún más necesario focalizar esfuerzos en este sentido, pues la demanda previsiblemente se acrecentaría, insisten.

De este modo, aunque la consulta presencial supone un elemento vital e irremplazable, los especialistas ponen el foco ahora en los beneficios de una teleasistencia poco explorada hasta la pandemia. 

"También nos ha ido bien esta situación para optimizar recursos y realizar visitas que no podrían llevarse a cabo de otra manera", aseveran, defendiendo que las consultas por videoconferencia y llamada telefónica están abocadas a aumentar su relevancia.