Pueblos con alma y atención las 24 h

Laura Illana
-

Rodrigo Nebreda se ha planteado varias veces dejar el negocio familiar por la ansia de los jóvenes de buscar nuevas oportunidades

Pueblos con alma y atención las 24 h

Rodrigo Nebreda, farmaceútico desde hace 14 años en el municipio de Astudillo, destaca que las farmacias en las zonas rurales intentan que las personas mayores puedan vivir más cómodamente y sin preocupaciones en cuanto a la dispensación de su medicación.  

«Más de una vez me he planteado dejar la farmacia, no porque me canse de mi pueblo, ni porque este a disgusto ya que es una empresa familiar en la que mi hermano y yo somos la cuarta generación, sino porque la gente joven tenemos las ansias de salir de aquí y buscar nuevas oportunidas en otro lugares», destaca Nebreda.  

Desde el punto de vista del farmacéutico, Astudillo tiene la grandísima ventaja de que se trata de un negocio familiar, en el que al haber dos hermanos que gestionan el negocio, la farmacia nunca se va a cerrar. A pesar de esto, este jóven sostiene que las administraciones no toman ninguna medida que trate de frenar la despoblación que perjudica sobre todo a las farmacias de las zonas rurales ya que, del total de lasque componen la provincia, aproximadamente nueve de las 30 que tienen se encuentran con una viabilidad económica reducida.

Pueblos con alma y atención las 24 hPueblos con alma y atención las 24 hGuardias. «Yo, con mi familia, nunca he podido irme de vacaciones, mi vida siempre ha sido trabajar. Ahora con el nuevo plan de guardias empiezo a ver como la vida tiene muchas más dimensiones a parte del trabajo», añade Rodrigo Nebreda.

A pesar de que a ellos no les corresponde el servicio de guardias nocturnas, que sí tienen las localidades de Palencia y Carrión de los Condes, el farmacéutico asegura que, pese a ser un servicio privado ofrecen un servicio sanitario, y al estar en una zona rural en la que tienen confianza con todos los vecinos, se ven casi obligados a atender a cada uno de ellos cuando lo necesitan aunque sea fuera del horario comercial. «La mecánica de la farmacia rural casi siempre es la misma, tienen unos horarios de apertura, aunque nunca se cumplen, y lo primero que hacen al comenzar la jornada a las diez de la mañana es recepcionar el pedido de las existencias del día anterior», amplia Rodrigo Nebreda.

Por otra parte, destaca que su labor fundamental es la dispensación. «Ante una prescripción médica la interpretamos para poder dispensar el medicamento adecuado ante un determinado problema de salud. Una farmacia ya no es solo un establecimiento, sino que es algo capaz de ofrecer un servicio sanitario los siete días de la semana, los 365 días del año», asegura el farmacéutico. «La llegada de la receta electrónica nos ha facilitado el trabajo, pero veo un incoveniente en ella. Hay muchas personas de avanzada edad que no entienden bien su mecanismo», reitera Nebreda. Además asegura que es un gran problema para las personas que viven en localidades en las que no hay farmacia y las visitas del médico se producen una vez a la semana. «Una de las medidas que se pueden establecer para tratar de impedir estos problemas en la gente mayor es limitar la receta electrónica unicamente en las zonas en las que hay farmacias», apunta el astudillano. 

Pueblos con alma y atención las 24 hPueblos con alma y atención las 24 h«Los llamados botiquines, instalados en las poblaciones que no tienen farmacias, no interesan económicamente ni al Estado ni a los municipios, puesto que esto supone un coste para ellos. Sin embargo, la distribución que hace la farmacia de Astudillo a diez localidades de alrededor, sin ningún tipo de sobrecoste para los clientes, ahorra un problema a las instituciones sanitarias, aunque nos supone un gasto y un incremento del horario laboral», agrega Nebreda. 

También explica, que a diferencia de las farmacias de la capital, ellos no sufren por la competencia, debido a que todas las personas que viven en  los pueblos, realizan la compra de los medicamentos en su farmacia y eso les facilita continuar en su profesión, pese a los bajos ingresos que tienen en invierno.