Mujeres extraordinarias en el Naranjo

A. Benito
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Ana Isabel Martínez, la escaladora que más veces ha hollado la cima del Urriellu, repasó hace unos días en Barruelo la historia de las primeras ascensiones femeninas a la emblemática cima ubicada en Picos de Europa

Mujeres extraordinarias en el Naranjo

En falda y sin asegurar. Así fue como Teófila Gao, nieta de El Cainejo, se convirtió a mediados de los años treinta en una de las primeras mujeres en hacerse con la cima del Naranjo de Bulnes. Unos días antes lo había hecho su prima, María Pérez, aunque esta fue acompañada de un reputado guía de Picos de Europa y utilizó los medios de los que disponían los alpinistas de la época. Dos hazañas con la que ambas escribieron su nombre en la historia y que Ana Isabel Martínez se encargó de recordar hace unos días en Barruelo de Santullán.

Su charla, enmarcada en la XIII Semana de la Montaña, se convirtió así en un homenaje a las primeras mujeres que escalaron el también conocido como pico Urriellu. Jóvenes que superaron los obstáculos psíquicos, físicos y sociales de la época para construir relatos tan apasionantes como los de las otras cuarenta féminas a las que se refirió la escaladora leonesa, que además de sacar del olvido a unas mujeres que fueron pioneras y abrieron paso a otras, ofreció una gran lección de historia.

Durante su exposición, que estuvo acompañada de una interesante proyección, Ana Isabel también habló de las primeras exploradoras a nivel mundial y de sus incursiones en lugares como el Ártico, África y montes tan espectaculares como la cordillera del Karakórum, en Asia.

Los asistentes al evento organizado por el Club de Montaña La Escalerilla también tuvieron la oportunidad de conocer la historia de la ponente, que tras haber hollado la cima del Naranjo en cien ocasiones, se ha convertido en la mujer que más veces ha escalado la que es una de las cimas más emblemáticas del macizo central de los Picos de Europa.

No en vano, su primer contacto con la montaña no fue para nada usual. Mientras que otras personas van enganchándose poco a poco a esta afición, su historia de amor fue radical y, curiosamente, le llegó de la mano del que aún hoy sigue siendo su compañero de vida.

"Con un chándal, unas zapatillas y una mochila cargada de ignorancia, un 25 de septiembre de 1985 realicé mi primera ascensión al Naranjo de Bulnes", explicó a los presentes una mujer que, por aquel entonces, no había realizado ni la más mínima actividad de montaña. 

De esta forma, el público tuvo la oportunidad de descubrir la historia de una joven que, maravillada con el entorno y concentrada en la franca piedra del Naranjo, logró superar la verticalidad y el vacío para ascender y descender por las paredes del picu.

Con respecto a su reto personal, haber alcanzado las cien ascensiones al Naranjo, Ana Isabel señaló que "lo importante no es tanto la cifra como haber podido disfrutar de una montaña que como las demás es una especie de escuela de la vida". 

Asimismo, la montañera leonesa defendió este deporte como una estupenda herramienta para "modelar el carácter, desarrollar capacidades como la confianza, la disciplina o el autoconocimiento o entender a los demás".