Francisco Montero reanuda el ciclo de la Peña Taurina

DP
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Los asistentes disfrutaron de la charla de un profesional «auténtico, que no deja indiferente al público» y al que esta temporada le ha acompañado en su cuadrilla el palentino Juan Cantora

Francisco Montero reanuda el ciclo de la Peña Taurina - Foto: Óscar Navarro

La Peña Taurina Palentina reanudó el pasado jueves el XXXVII Ciclo Taurino Cultural. El acto contó con la presencia del novillero de Chiclana de la Frontera Francisco Montero, que vino de la mano del palentino Juan Cantora, al que le une una gran amistad. Montero, torero de raza, es un claro ejemplo de afición y constancia, no exento de humildad, que ha superado una larga travesía del desierto durante la que ha suplido la falta de contratos con su presencia en capeas y festejos populares en localidades que se precian de «echar ganado grande y rematado».


El novillero conectó rápidamente con el auditorio que llenaba a rebosar la sede de la Peña, por su lenguaje directo y con sentimiento. Contó, que sin antecedentes taurinos en su familia, siempre quiso ser torero. Su carrera comenzó con 14 años en la escuela taurina de Chiclana, dirigida por el maestro Emilio Oliva. Debutó con 17 años en una novillada sin picadores, que no tuvo continuación, y sufrió un importante parón, por lo que tomó la determinación de participar en cuantas capeas y festejos populares pudo,  recorriendo gran parte de España donde se curtió  y probó la dureza del camino elegido.


La fe ciega en sus posibilidades y las ganas tremendas de ser torero tendrían su recompensa la pasada campaña. A partir de ahí, los contratos surgen a cuentagotas, pero él sabe que está en el buen camino y que tiene que salir a por todas. Torea en la plaza de las Ventas con ganado de Saltillo, dejando su impronta y una manera distinta de torear. «En Madrid sucedieron cosas que no se acostumbraba a ver. A la fiesta de los toros hay que darle un giro, porque si todos toreamos igual, el aficionado se aburre», aseveró.


La temporada la remata con tres tardes de puerta grande, y los que le conocen bien, como Juan Cantora, que le ha acompañado en la cuadrilla esta temporada, dicen que conecta muy bien con el público, por su entrega, por su variedad, por los terrenos que pisa, por la forma directa de ejecutar la suerte suprema. «Es auténtico, no te deja indiferente», sostiene.


Montero piensa que esta nueva temporada tiene que ser la definitiva y espera estar en posición de salida para, en la siguiente, poder tomar la alternativa. Anunció que comenzará en Ciudad Rodrigo, el 24 de febrero, con novillos de Esteban Isidro, donde, paradojas del destino, cambiará de actuar en la capea del pasado año a figurar en un cartel con novilleros salmantinos de primera fila: Antonio Grande, Manuel Diosleguarde y Valentín Hoyos. 


También espera estar en Madrid y tiene apalabrada su presencia en el mes de julio en la feria francesa de Ceret, para torear en solitario seis novillos de las llamadas ganaderías duras: Saltillo, Concha y Sierra, Barcial, Dolores Aguirre, Yonnet y los Maños.