Julio Maiques (Palencia, 1990), excorredor palentino y gran admirador de Alberto Contador, se inició muy joven en el ciclismo mostrando sus excelentes cualidades y mejorando a cada paso hasta lograr su mejor victoria como sub’23, en Gijón. Decidió aparcar la bici, consciente de la dificultad de vivir del ciclismo. Ha encontrado una nueva afición, los rallys clásicos, donde no descarta llegar a participar a nivel más profesional.

¿Cómo empezó en el ciclismo?

Empecé sobre los seis años en la Escuela de Venta de Baños. Un día en el pueblo había una carrera popular de niños, mis padres me preguntaron si me gustaba y me animé. Un hombre al que conocían mis padres me dijo que no me preocupase que en el pueblo había una escuela y que el fin de semana siguiente corría. Me buscaron una bici enana. Así empecé poco a poco a dar mis primeros pasos de escuela. Te habitúas a entrenar entre semana y a correr los fines de semana. Hasta los 23 años. Entre medias pasé en Palencia por cadetes, juveniles, equipos de la provincia. Y en el campo amateur principalmente he corrido en equipos de Cantabria y pruebas nacionales.

¿Cómo lo valora su etapa sub’23?

Pasé a sub’23 en un equipo bastante puntero en el momento, muy ilusionado de que me reconocieran la trayectoria o el esfuerzo y de seguir formándome en el Cueva El Soplao. Estuve tres años hasta que incidió más fuerte la crisis y el equipo no continuó, se cerró.

Fue una etapa muy bonita. Te formas como ciclista, sufres más derrotas que victorias a nivel individual, pero el ciclismo es así. Para la vida me ha quedado el sacrificio, el esfuerzo diario, con el objetivo de lograr algún día una recompensa o una satisfacción de equipo. El significado de equipo también lo aprendí. Sin el equipo muchas veces no se consigue nada.

¿De qué se siente más orgulloso?

Cada etapa ha tenido siempre un éxito y una progresión, no me he estancado nunca, hasta el final he seguido aprendiendo y mejorando. Eso es lo que me animaba todos los años a seguir. Hay veces que si te estancas entras en una crisis. Es un deporte de sufrir, de llevar el cuerpo al límite y de aguantar.

La victoria sub’23 fue la última individual, la que más ilusión me hizo porque es la más reciente. También me hizo ilusión la primera victoria en Palencia cuando se formó el Cajamar, que suponía la primera victoria del equipo.

* Más información en la edición en papel y en la app de Diario Palentino