La injusta condena abre el camino de la Pasión en Palencia

César Ceinos
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Nuestro Padre Jesús de laSentencia, la única talla portada por costaleros en la capital, inicia el ciclo de 17 procesiones que se irán celebrando hasta el Domingo de Resurrección

La injusta condena abre el camino de la Pasión en Palencia - Foto: Óscar Navarro

Viernes de Dolores, día de reestreno en la capital. La larga espera de los cofrades, animada durante las últimas semanas con las actividades del Pórtico cultural, las procesiones escolares y el pregón de Vicente Díez, llegó a su fin ayer con el primero de los 17 desfiles penitenciales de la Semana Santa de Palencia. Volvieron a lucir, tras un año colgadas en el armario, las largas túnicas y el resto de la vestimenta para participar en una conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesucristo que está catalogada como fiesta de interés turístico internacional, la única de la provincia. 

El honor de iniciar el ciclo de procesiones le correspondió, de nuevo, a la hermandad penitencial de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de MaríaSantísima de la Esperanza, que organizó  a última hora de la tarde su estación de penitencia de la Sentencia de Cristo. Fueron los que marcaron el camino de una celebración que, hasta el Domingo de Resurrección, mostrará por las calles muchas de las joyas que Palencia guarda en sus hermandades religiosas y en sus templos y conventos. 

En esta ocasión, la talla que salió del convento de las Agustinas Recoletas (donde estuvo expuesta los devotos en las horas previas a su salida), recorrió las calles Gil de Fuentes, Jorge Manrique, plaza de la Inmaculada, Santo San Pedro, San Marcos,Gil de Fuentes (en un tramo distinto al inicial), plaza de Isabel la Católica, La Cestilla, Mayor (en sentido Salón), Becerro de Bengoa, Colón, Don Sancho, Mayor (en sentido Correos), Barrio y Mier, Juan de Castilla y, de nuevo,el punto de salida Gil de Fuentes. 

Tiene, prácticamente, el mismo nombre que la entidad organizadora, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, y es escultura de 2011 que lleva la firma de Ventura Gómez Rodríguez en la que aparecen dos figuras: Jesús vestido con túnica granate con adornos dorados y un soldado romano. Pero, probablemente, una de las características más singulares de esta talla (y, por tanto, también de la procesión) es su traslado por costaleros. Es la única imagen que desfila de esta forma en la Pasión palentina, en esta ocasión gracias a las fuerzas de unas cuarenta personas de la capital, de la archicofradía de la Santísima Cruz y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo de Santander (porque están hermanados con la cofradía de Jesús de laSentencia y estos le devolverán la visita) y de otros puntos de la geografía nacional. Al ser más de 35, el número mínimo para portar la pieza, se fueron turnando durante el recorrido. Para hacer esta labor más cómoda y estar preparados para soportar el peso de la obra de arte, muchos de ellos estuvieron ensayando durante la Cuaresma.

El acto central de la estación de penitencia, la lectura a cuatro voces de la Sentencia de Cristo (el pasaje evangélico en el que Jesús es injustamente condenado a morir por Poncio Pilato, abriendo así el camino hacia la Cruz), se celebró junto al Casino. Fue, además, la novedad más destacada de una tarde en la que la música sacra corrió a cargo de la banda de cornetas y tamboresSantísimaTrinidad de la capital. Además, como en toda procesión palentina, no pudo faltar el sonido inconfundible del tararú.

La Sentencia, la hermandad más joven de las existentes en Palencia (se fundó en 2008), recibió el cariño de los palentinos que no quisieron perderse el primero de los desfiles de su Semana Santa, que arrancó en torno a las 19,45 horas  con el aplauso del público y algo más de viento del deseado. Junto a la talla y la banda desfilaron los cofrades vestidos con capa negra y túnica y capirote burdeos, que además hicieron un ofrecimiento a María Santísima de la Esperanza en el inicio del acto y rezaron una oración a los difuntos a su paso por la calle Santo San Pedro.