En busca del ansiado 'diamante negro'

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En el Monte 'El Viejo' hay varias zonas de trufas en encinares aclarados

En busca del ansiado ‘diamante negro’

El  interés por la trufa negra,  el diamante negro de los montes españoles, no deja de sorprender y más aún en estos tiempos de crisis. La demanda de esta joya culinaria crece mucho más que la oferta a nivel mundial.

Este hongo subterráneo se produce solamente en zonas asociadas a robles, encinas y coscojas en terreno calizo y con ciertas condiciones ambientales. En numerosas provincias de España (entre ellas Palencia, Valladolid y Burgos), cada año la producción natural de la trufa negra es menor y depende casi exclusivamente de las plantaciones.

La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid -patrocinada por la Diputación de Palencia-  está trabajando, entre otros temas, en la catalogación, valoración y divulgación de la riqueza de trufas de los montes de la provincia de Palencia y de Castilla y León, con vistas a la regulación y aprovechamiento juicioso de esta riqueza escondida.

En la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, donde se imparte Micología Aplicada, numerosos alumnos analizan en sus trabajos de fin de carrera los aspectos ecológicos, técnicos y económicos de esta riqueza natural. Además se han organizado cursos de truficultura aplicada con notable éxito.

El trabajo va más allá. En la finca Tablares -gestionada por la Diputación-, la Cátedra de Micología está estudiando cómo el aclarado del monte sirve para el mantenimiento de las truferas. Los montes huecos o adehesados siguen produciendo trufas mientras no se cierren totalmente. Así, la llamada selvicultura trufera es una valiosa herramienta de gestión del medio natural, a la vez que se logra mantener la diversidad de la flora y la fauna.

Por ejemplo, en el Monte El Viejo de la capital hay varias de truferas en los encinares aclarados y, desde la Cátedra de Micología, se ha observado que la excesiva proliferación del jabalí acaba prácticamente con la cosecha de estos hongos.

En ese sentido, «si no se plantea el control de este exceso poblacional de nada sirve plantear un posible aprovechamiento», aseguran desde la citada Cátedra.

«España no puede permitirse el lujo de desaprovechar adecuadamente este oro negro forestal. Necesitamos conservar la naturaleza y su biodiversidad gestionando los espacios naturales mientras se disfruta de esta riqueza escondida», añaden.

El descenso de la producción se debe a varios factores, tal y como indican desde la Cátedra.  Para entenderlo se está analizando cómo en los montes abandonados, «en los que no se extrae leña, hay una falta de ganadería extensiva y no se realizan los usos tradicionales, la producción de trufas decae hasta desaparecer».

A ello también contribuye «la explosión demográfica del jabalí, activo saqueador de las truferas».