Menores afectados de intoxicación etílica

DAVID HERRERO (ICAL)
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El objetivo del programa, puesto en marcha por Sanidad y Familia, pretende reducir el consumo habitual e intenso de alcohol en poco tiempo entre la población menor de edad de la Comunidad

El jefe del servicio de Urgencias, Gonzalo Ibáñez (izda.) junto al coordinador del proyecto médico, Guillermo Montero. - Foto: Brágimo (ICAL)

Las urgencias del hospital Río Carrión atendieron a 70 menores por intoxicaciones etílicas desde el año 2018 dentro del Programa Ícaro Alcohol, iniciativa llevada a cabo por la Consejería de Sanidad y la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, con el que se pretende reducir el consumo habitual e intenso de alcohol en poco tiempo entre la población menor de edad de la Comunidad.

El coordinador del proyecto en el centro hospitalario y médico del Servicio de Urgencias, Guillermo Montero, afirma a Ical que el programa, que se puso en marcha el 6 de junio de 2018, permite que los profesionales sanitarios que trabajan en Urgencias y Emergencias de Castilla y León puedan detectar los casos que acuden a estos servicios por intoxicación etílica o cualquier otro problema relacionado con el consumo de alcohol, como un accidente de tráfico, una lesión o una agresión.

Desgrana que, desde su puesta en marcha, el número de atenciones dentro del programa ha variado, con diez casos en 2018, seguidos por los 23 en 2019 para bajar hasta los 16 en 2020, en mayor medida por el efecto del confinamiento y la pandemia. Aun así, a falta de terminar 2021, los casos notificados ascienden hasta los 21, según los datos facilitados por Montero.

De esa forma, se lleva a cabo una intervención breve, tanto a la familia como al menor, para motivarles y conseguir que acudan a un recurso de referencia de prevención, los cuales están atendidos por educadores sociales y psicólogos expertos en estas materias, relata.

consentimiento informado. Apunta que los padres suelen estar un «poco acongojados» mientras su hijo se encuentra en el hospital, por lo que, en ese momento, se realiza una labor didáctica con ellos en torno a la cultura del alcohol y de sus efectos, además de promulgar unas pautas educativas.

Con la intervención motivacional breve, el facultativo persigue que los progenitores de ese menor afectado por una intoxicación etílica firmen el consentimiento informado para dar traslado de su caso al Comisionado Regional de la Droga. Tras ello, serán derivados al Programa Ícaro y a los servicios de prevención, como es la Asociación de Ayuda (Aclad) en Palencia. En ese sentido, destaca que en «el 90 por ciento de los casos se firma el consentimiento informado». 

No obstante, en aquellas situaciones en las que se pasa por alto un posible caso, Montero repasa todos los informes y se pone en contacto con los padres de algún menor que no haya sido captado en el momento de la atención sanitaria. Todo ello en coordinación constante con el jefe del servicio de Urgencias, Gonzalo Ibáñez. Tras la asistencia médica y una breve intervención motivacional breve con el menor y su familia en el centro sanitario, se deriva a los servicios provinciales de referencia de prevención en el supuesto de que den el consentimiento. 

INTERVENCIÓN SOCIAL. En el caso palentino, la Asociación de Ayuda (Aclad) es la encargada de llevar a cabo la intervención social, tanto con el menor como con los progenitores.  La responsable del Proyecto Ícaro-Alcohol de Aclad Palencia, Fátima Carriedo, afirma a la Agencia Ical que lo primero que se lleva a cabo con los menores «es una valoración del patrón de consumo actual», para clasificarlo en prevención universal (episodio puntual y no existe una problemática de consumo), selectiva (hay factores de riesgo con posibilidad de derivar en una situación problemática) o indicada (el consumo de alcohol ya es un problema).

En función del caso en cuestión, se desarrollará una intervención con un número diferente de sesiones, al variar de las tres o cuatros sesiones de un caso de prevención universal hasta las ocho de una prevención selectiva, según desgrana. 

En aquellos que se detecta una situación indicada, se deriva al programa específico para estos casos, denominado Educan-2, también gestionado en Palencia por Aclad. 

Destaca que la media de edad que tratan ronda entre los 14 y los 16 años y, por norma general, los casos derivados por el Programa Ícaro son leves y radican en «primeros contactos y consumos que se ha ido de las manos». Además, añade que en Palencia no han tenido casos reincidentes.

trabajo con menores. Carriedo subraya que se trabaja con ellos en el ámbito de la concienciación para enseñar que el alcohol es una droga, porque «muchos adolescentes creen que es una droga blanda, mientras que otros ni la consideran una droga». 

Además, se explica que es depresiva, ya que «se suele asociar a la euforia en concepto de fiesta para conseguir el denominado puntillo, pero la otra cara es que es una droga depresora que cursa con otros tipos de síntomas».

En función del discurso del menor, se trabaja contra las creencias o mitos arraigados entre la juventud. De igual modo, se avanza con juegos y tarjetas para acabar con estas frases recurrentes que se difunden entre los adolescentes con gran facilidad.

Otro factor importante se centra en enseñar pautas a la hora de una intoxicación etílica, ya que se cometieron «malas prácticas y conductas» en el momento en el que ese joven sufrió dicha intoxicación. «No tapar al afectado, mojar la cabeza y provocar vómito son acciones que no deberían de ocurrir», razón por la que se realiza una labor didáctica para que el círculo de amigos esté informado ante posibles o futuros casos y sepa reaccionar.

También se tratan pautas de reducción del daño para que, en el caso de querer beber, se haga en las «mejores condiciones posibles». Es decir, consumir con el estómago lleno, no mezclar bebidas o no ingerir a través de juegos temáticos para evitar el consumo de grandes cantidades en poco tiempo, puntualiza a la Agencia Ical.

De igual modo, se trabaja el tema de alcohol y conducción, ya que algunos de ellos pueden poseer permiso de conducción de motocicleta, así como la simulación del estado de embriaguez a partir de unas gafas especiales, con las que se pide que realicen acciones cotidianas para que «experimenten las dificultades por ese estado».

De manera paralela, desde Aclad se llevan a cabo varias sesiones con los progenitores del menor afectado, las cuales se enfocan en la manera de trabajar la problemática del alcohol. Reconoce que la mayoría de dudas que plantean van dirigidas a la preocupación del consumo de otras sustancias distintas al alcohol, como el cannabis, en mayor medida.