Con el Madrid marcó una época, con el Joventut hizo Historia y con la selección española lideró un periodo de transición antes de los éxitos de la generación de los 'júnior de oro'. Desde la tranquilidad del retiro (ayer cumplió 80) recuerda «con cariño» su trayectoria y al «principal culpable» de todos sus años ligado al baloncesto, Pedro Ferrándiz.

¿Cómo se define?
Como una persona honrada que siempre quiso lo mejor para el baloncesto. 

¿Cómo se ve el baloncesto en estos tiempos de pandemia?
Son tiempos raros. La ACB apostó por un final con mucho riesgo pero salió bien. Hubo mucho espectáculo, lucha, los jugadores se entregaron y vimos buen baloncesto, pero todo en un contexto de sede única y sin público, cuando el publico es una parte esencial en este deporte. 

¿Cuánto ha cambiado el baloncesto en todos estos años?
Muchísimo. Hay una cosa innata, que es la formación técnica, y luego hay otras nuevas,. Había jugadores en los 60 y 70 muy buenos, igual que hoy, pero lo de ahora ha sido físicamente una explosión y se necesitan más chicos para rotaciones. Antes igual éramos más finos, aunque no tan fuertes ni tan entregados.

Ocho temporadas de jugador con el Real Madrid con siete Ligas, cuatro Copas del Rey y cuatro Copas de Europa en seis finales.
No me puedo quejar. Fue una época muy bonita, de gran evolución del baloncesto, en la que este deporte empezó a despuntar y a ser televisivo. El Real Madrid apostó por una sección digna y las cosas se hicieron bien. 

¿Cómo era eso de entrenar a las diez y media de la noche?
Entrenábamos en un pabellón y no había más espacio. Primero iban los pequeños, luego los juveniles, los júnior y después nosotros. Nos dábamos buenas palizas. Terminabas a la una.

Los 80 se recordarán por los duelos con el Barça.
Indudablemente. Al principio el Barcelona no tenía una sección potente, pero cuando dieron un empuje formaron un gran equipo. Para el baloncesto fue importante porque subió mucho el nivel.

¿Se lleva bien con Aíto?
Somos amigos. 

¿Cómo fue tener a Fernando Martín y Drazen Petrovic en un mismo equipo?
Una experiencia maravillosa. Dos ganadores. Eso conllevaba momentos difíciles.

Lo triste es que los dos tuvieron el mismo final.
Fue de lo más duro que me ha pasado como entrenador. La muerte de Fernando fue un mazazo tremendo.

En el Joventut, en tres años, ganó dos Ligas y jugó una final de la Copa de Europa.
Siempre he sido un hombre del Real Madrid y parecía que no podía entrenar a otro equipo distinto. Fueron tres años maravillosos. Un auténtico club de baloncesto, entregado con su equipo. Había grandes jugadores. Sabían que eran buenos pero tenían demasiado respeto a otros equipos y esa fue una de las misiones principales, las de hacerles entender que eran igual de buenos que el resto.

Después llegó la selección. Ocho años (1993-2001) y una plata en el Europeo'99. ¿Fue difícil pasar del trabajo en un equipo al de seleccionador?
Muy difícil. El día a día no lo podía vivir, pero tenía muchas funciones. 

Para los Juegos de Sídney 2000 no convocó a Pau Gasol. ¿Se arrepintió luego?
Su explosión no se había producido y en otros jugadores como Juan Carlos Navarro y Raúl López sí. Los llevé y por eso también me criticaron. Lo de Gasol lo medité, estuvo en alguna concentración con nosotros, pero no me parecía justo llevarle porque había otros que en ese momento consideraba en mejor forma. 

¿Se imaginaba que se convertiría luego en una estrella?
Al principio no. Cuando lo vi de júnior pensé que podría ser un buen jugador. Lo empecé a pensar seriamente en la final de Copa del Rey de Málaga del 2001.

¿Y algún jugador que le haya marcado?
Muchos. Fernando Martín, Corbalán, Petrovic, Delibasic, Cabrera, Romay, Rullán, Villacampa, Rafa Jofresa, Corny Thompson...