Rutas gastromoteras, un circuito insólito sobre dos ruedas

DP
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La Montaña Palentina, el románico o Tierra de Campos son algunos de los parajes y paisajes que el turista del motor podrá visitar con la excusa de la gastronomía

 

La Diputación de Palencia invitó a los usuarios de la moto a realizar las rutas ‘gastromoteras' que propone por la provincia, un circuito insólito sobre dos ruedas con pretende unir la sensación de libertad y la adrenalina de las curvas a algunos de los parajes y paisajes que el turista podrá visitar con la excusa de la gastronomía. La orografía, las carreteras y las vistas hacen de Palencia, explicó la institución, un “interesante destino para los amantes del asfalto”, según un comunicado.

La propuesta es subirse a lomos de la motocicleta y descubrir los rincones de la provincia para conocer, entre otras, a la diosa de las iglesias románicas palentinas y una bonita foto a los pies del Curavacas.

Por ejemplo, la conocida como ruta de los pantanos, que atraviesa buena parte de la Montaña Palentina a través de la carretera P-210. El nombre no es casual ya que a lo largo de sus 55 kilómetros se disfruta del bello paisaje que ofrecen los embalses de Ruesga, Requejada, Camporredondo y Compuerto.

El camino arranca en Cervera de Pisuerga y lleva por buena parte del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Esta zona cuenta con un auténtico paisaje de imponentes montañas que junto a una carretera plagada de curvas se convertirá en un auténtico placer para los apasionados del turismo sobre dos ruedas. El primer alto en el camino es el Mirador del Alto de la Varga, donde se puede admirar el espectacular Pico Espigüete y el relieve montañoso de sus inmediaciones. En esta sinuosa carretera, y pasando la localidad de Triollo, se encuentra otro hito importante en la senda motera: el Mirador de Alba de los Cardaños. Una magnífica panorámica del pantano de Camporredondo, coronado al fondo por el propio Curavacas.

El final de la travesía es Velilla del Río Carrión, donde se visita el Monumento Histórico de las Fuentes Tamáricas, los restos del puente de piedra de origen romano o la Ermita de Nuestra Señora de Areños.

No muy lejos de allí arranca otra alternativa, la ruta por la Montaña Palentina. Este breve pero intenso recorrido transcurre por la carretera P-220 desde Aguilar de Campoo hasta Brañosera, un camino por el que se descubren auténticos rincones de cuento de hadas.

La parrilla de salida se sitúa en el castillo de Aguilar de Campoo, desde donde se encuentran las mejores vistas de la ciudad y de la emblemática ermita de Santa Cecilia. El viaje continúa hacia Villavega de Aguilar y su iglesia de San Juan Bautista, donde se realiza la primera parada. Merece la pena bajar de la moto y disfrutar de uno de los templos mejor conservados del Románico Norte. A pocos kilómetros, en Cillamayor, se corona como otra joya románica la iglesia de Santa María la Real.

Pero sin duda, una de las zonas más vistosas de esta travesía es el paisaje minero que ofrece Barruello de Santullán, con sus negruzcas colinas rodeadas de bosque y la silueta de un gran castillete de las antiguas galerías pertenecientes al sector del carbón. El final del itinerario se ubica en Brañosera, etiquetado como el municipio más antiguo de España y enclavada en el Parque Natural de Fuente Cobre, con parajes de praderas verdes rodeadas de montañas y repletas de fauna autóctona.

Tierra de Campos

La ruta de Tierra de Campos arranca en la capital provincial, concretamente en la Calle Mayor, cargada de bellos edificios modernistas. A lo largo del paseo por el casco histórico también se encuentran maravillas arquitectónicas de corte religioso, como San Miguel o la Catedral; y civil, como el Palacio de la Diputación Provincial. Además de deleitar con su pintoresco urbanismo, Palencia recordará por su típica menestra o el lechazo churro.

Tras saciar el hambre, la ruta traza el camino por la P-901, hacia el Mirador de Tierra de Campos, en Autilla del Pino. Desde altos oteros se observa la estampa dominante que acompañará durante toda la ruta.

La senda continúa entre los colores ocres de estas llanas carreteras, atravesando localidades como Mazariegos o Paredes de Nava. Por el camino, paisajes cargados de bellas siluetas de la arquitectura popular de estas tierras, como son los palomares.

Ya en la P-961 la ruta llega a la ilustre localidad de Carrión de los Condes, con la iglesia de Santa María del Camino y los monasterios de las Claras y San Zoilo. A pocos kilómetros de aquí llegamos a nuestra última parada: Frómista, punto clave en el Camino de Santiago, que alberga la Iglesia de San Martín, un auténtico ejemplo de la arquitectura románica y algunas de las esclusas más importantes del Canal de Castilla.

La nota dulce del camino la ponen los blanquillos o sequillos, típicos dulces de la zona. Para los que no conduzcan, también pueden atreverse con la esparceta, una bebida fromisteña cuyo principal ingrediente es el vino.