La sociedad tardará tiempo en sobreponerse de la crisis del Covid-19 por los centenares de infectados que deja tras de sí la pandaemia y por las 88 personas que perdieron la vida por culpa del virus en la provincia. En recuerdo de todas ellas, y a modo de homenaje póstumo, hoy se celebró en la catedral una misa presidida por el obispo de la Diócesis, Manuel Herrero, quien fue tajante a la hora de pedir que se cumplan «a rajatabla» las recomendaciones sanitarias para evitar los tan temidos rebrotes y una nueva oleada de contagios.

«El Covid-19 ha traído mucha desolación al mundo. Lo hemos visto y vivido durante mucho tiempo, todavía estamos en ello; nos ha mostrado el desolador espectáculo de calles vacías, de cercanía humana herida, de distanciamiento físico», afirmó el prelado en una emotiva homilía que hizo saltar las lágrimas a algunos de los allí presentes, especialmente a los familiares de las víctimas, que ocupaban un lugar destacado de la seo. Junto a ellos, en señal de respeto y en representación de todos los palentinos, se encontraban el alcalde de la capital, Mario Simón; la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; el delegado de la Junta, José Antonio Rubio; y el subdelegado del Gobierno, Ángel Miguel.

«Esta pandemia ha hecho palpar nuestra fragilidad y vulnerabilidad; nosotros que pensamos que somos inmortales, que hemos llegado a la luna y hemos enviado naves a otros planetas», continuó Herrero. «El virus nos ha enseñado que dependemos los unos de los otros, que nos necesitamos y que tenemos que luchar juntos codo con codo», añadió el obispo.

Al finalizar la liturgia, que se celebró bajo estrictas medidas de seguridad (alfombrilla desinfectante antes de acceder al templo, toma de temperatura y tan solo tres personas por banco), los familiares pudieron recoger las velas que, a modo de recuerdo de las 88 víctimas mortales del covoronavirus en Palencia, ocuparon un lugar destacado durante la ceremonia.