Neymar, el verso suelto del PSG

Agencias
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El brasileño justifica el sueldo al liderar a su equipo hasta las semifinales de Champions

Neymar, el verso suelto del PSG - Foto: David Ramos / POOL

Quién sabe si tres años después de su ‘megafichaje’ por el PSG, que soltó 222 millones de euros, Neymar justifica lo desembolsado y lleva a los parisinos a su primera Copa de Europa. De momento los tiene en semifinales. 

Y es que una escuadra gala sin métrica ni rima (se nota el parón tras suspenderse la competición doméstica) se refugió en su primera cita de la Liga de Campeones en el verso libre de Neymar, que, a pesar de no anotar los goles de la victoria, se convirtió en el hombre del partido.

Fue su anarquía futbolística la que decoró un encuentro en el que el PSG fue un mar de dudas hasta las postrimerías del mismo, cuando los parisinos lograron darle la vuelta al marcador.

El carioca, por el que sigue suspirando el Barça -y viceversa-, rompió todas las estadísticas y logró hasta un total de 16 regates en la poblada defensa del Atalanta. Según los analistas, ningún jugador, salvo Messi en 2008, había logrado tantos ‘dribles’ certeros en un partido de la Champions, una pesadilla para los italianos.

Sin embargo, la poesía futbolística de Neymar necesitaba de más socios que le acompasaran hasta la portería. El brasileño estaba demasiado solo. Desde el inicio del partido, no contaba ni con Di María, ni con Verratti -ambos en la grada- ni con el ‘tocado’ Mbappé. Miraba y miraba, pero no tenía a sus aliados preferidos.

Por tanto, era la hora y el escaparate perfecto para, desde el coso lisboeta de los benfiquistas, mostrar que los galones parisinos los porta él. Y así se mostró en la primera mitad: un líder comprometido, sobrado de fuerzas para atacar al rival y con todas las musas de su parte.

El ‘10’ del PSG se ofreció y estuvo omnipresente en todo el partido, aunque su disposición y su excelsa calidad no le privaron de errar dos goles cantados que le hubieran dado a los galos algo de paz, pues el final fue de infarto, con dos tantos en el 90 y el 93.

Sin embargo, el único que hizo visible al París Saint Germain durante el primer tiempo fue Neymar. Lo demás era acompañamiento con rima asonante.

En la segunda mitad, el exbarcelonista siguió acumulando kilómetros de cambios de ritmo. Se escapaba de todos los defensores con sus compañeros de espectadores. Pero necesitaba de algún aliado, por lo que Tuchel decidió que ingresara el maltrecho Mbappé. Y ahí se dio la vuelta a un partido que estaba perdido. 

Y así, el sueldo del brasileño, 36 millones anuales más variables, fulminaba el sueño de toda la plantilla del Atalanta que, si suman el global de sus emolumentos, no llegan a lo que cobra Neymar.