Malos tiempos para Bolsonaro

M.R.Y. (SPC)
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El presidente ha visto cómo dos ministros 'estrella' han dimitido en ocho días, mientras su gestión al frente del Gobierno está siendo cuestionada y la Justicia ha abierto una investigación en su contra

Sobre el líder ultraderechista también pesa la amenaza de que el Congreso inicie un juicio político en su contra. - Foto: UESLEI MARCELINO

Inmerso en una pandemia que está poniendo en jaque su gestión ante la crisis sanitaria, Brasil vuelve a sufrir un terremoto  político que eleva aún más la tensión ante un coronavirus que, pese a ser denominado por su presidente como «una gripecita» a la que se podría pronto poner fin, está propagándose con rapidez por la nación sudamericana y que ha provocado una fragmentación en el Gobierno de Jair Bolsonaro, que apenas lleva 17 meses al frente del Ejecutivo. 

El escepticismo de Bolsonaro ante la llegada de la COVID-19 le llevó a tomar unas políticas «equivocadas», no solo a juicio de buena parte de la comunidad internacional, sino también algún integrante de su Gabinete, como el ministro de Sanidad, el médico Luiz Henrique Mandetta, quien, tras semanas de enfrentamientos con el mandatario, acabó por dimitir. A esa renuncia se sumó, apenas ocho días después, la del responsable de Justicia, el exjuez Sergio Moro, quien dejó su cargo para mostrar su contundente rechazo a la destitución del jefe de la Policía por sus desencuentros con el presidente.

Tanto Mandetta como Moro -principalmente este último- fueron considerados fichajes estrella cuando pasaron a formar parte del Gobierno del ultraderechista. El exmagistrado había sido el responsable de llevar al expresidente Lula da Silva a la cárcel. Y ahora, también puede ser el artífice de acabar con la carrera de Bolsonaro, sobre el que la Corte Suprema ha estrechado el cerco esta misma semana, al anunciar una investigación por posible «interferencia política» del dirigente sobre el Poder Judicial, denunciada por el propio Moro en su discurso de dimisión. 

Con sus acusaciones, deja entrever que Bolsonaro cometió prevaricación al nombrar ciertos cargos policiales y judiciales para su beneficio personal, cohecho y abuso de poder, con un interés privado por encima del público, por lo que podría ser llevado al banquillo en caso de probarse que son verdad.

Pero al presidente se le presenta la amenaza de otro juicio, uno político en la Cámara de Diputados, donde ya se han presentado más de una treintena de denuncias para que se abra un impeachment en su contra. Una opción que cada vez cobra más fuerza ante la debilidad que está presentando el bloque gobernante, donde se rumorea que se producirá una tercera dimisión en las próximas semanas: la de tercer ministro estrella, el de Economía, Paulo Guedes, que también ha mostrado públicamente sus diferencias con el mandatario.

 

Cerco a la familia

Pero no solo el presidente está contra las cuerdas. La Justicia también lleva a cabo al menos dos investigaciones que apuntan directamente a su entorno familiar y más concretamente a dos de sus hijos.

Una de ellas trata sobre la diseminación en las redes sociales de noticias falsas, las cuales se sospecha que pudieran ser originadas por grupos directamente vinculados al concejal de Río Carlos Bolsonaro y a un llamado «gabinete del odio» que operaría desde el palacio presidencial. Otra investiga si el senador Flavio Bolsonaro, en su etapa como diputado, participó en una trama de fraudes y blanqueo de capitales.

Otros dos frentes que podrían salpicar a un presidente que tendrá que batallar contra las terribles consecuencias de una pandemia que, más allá de la salud, podría dejar unas consecuencias inesperadas en la política de Brasil.