Indígenas de la comunidad misak derribaron el pasado miércoles en la ciudad colombiana de Cali la estatua de su fundador, el conquistador cordobés Sebastián de Belalcázar, que fue erigida por el escultor palentino Victorio Macho. El acto vandálico se llevó a cabo en una jornada de protestas para rechazar el proyecto de reforma fiscal presentado por el Gobierno.

La actuación para echar al suelo la estatua de bronce fundido se ejecutó en un mirador que lleva el nombre del conquistador y es uno de los símbolos de la ciudad. Otra estatua ecuestre del mismo militar -que también esculpió Macho-sufrió el mismo destino en la ciudad de Popayán y actualmente está siendo restaurada. La figura de Belalcázar es fuertemente rechazada entre los misak, que denuncian que cometió delitos como «genocidio, despojo y acaparamiento de tierras, desaparición física y cultural de los pueblos», según señalan los indígenas en redes sociales.

Algunos policías antidisturbios intentaron evitar el acto vandálico en Cali, enfrentándose a una veintena de personas que usaron sogas para el derribo. La estatua quedó en forma horizontal, sin desprenderse del pedestal. La obra, que se sencargó en 1935 a Victorio Macho, fue elaborada en  Madrid y llegó en barco hasta el puerto de Buenaventura. Desde allí la trasportaron a lomo de mula hasta Cali. Su costo fue 40.000 pesetas fue inaugurada el 25 de julio de 1937, cuando era alcalde Tulio Enrique Tascón.