Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Y se suben el sueldo

05/12/2021

El presidente cuenta una visión idílica de una España que está a punto de quebrar si no lo está ya. ¿Cómo es capaz de no sonrojarse cuando millones de españoles están en situación de pobreza? Las colas del hambre se alargan más que un día sin pan y transportistas, pequeños pensionistas, agricultores, ganaderos, sector frutero, peluqueros, policías, guardias civiles y otros se echan a la calle en defensa de sus derechos. Un Gobierno que por interés está situado en las antípodas de su pueblo se aleja de los sectores y hogares más afectados por la crisis que, por mucho que digan, está ahí. Alimentos y carburantes han disparado el IPC hasta el 5,6%, lo que dice adiós a las necesidades más básicas de las familias que viven con mayor precariedad. 
Los bancos cierran cientos de oficinas en su plan de redimensionar la red en España. Lo llamen como lo llamen, estos cierres dejan en la calle a mucho empleado, a un público con menos servicios y, en especial, a numerosos mayores sin una atención directa. Y como dice Jesús Cacho «los bancarios tienen motivos para estar agradecidos al Covid que les ha permitido sanear cartera renovando créditos viejos como si fueran nuevos con la garantía del ICO».  
Y el Gobierno con apoyo de sus socios saca adelante el alza de sus sueldos. Lo que menos  importa es cuánto ni cuántos sean, pues unos y otros se aseguran para seguir manteniendo su carísimo nivel de vida al que se han acostumbrado desde el día en que formalizaron su unión. Antonio Escohotado, fallecido hace poco, era gran defensor de la libertad. Este gran pensador decía: «La verdad se defiende sola. La mentira necesita ayuda del Gobierno».  Sí. Libertad frente el autoritarismo donde no todos los ciudadanos son iguales. Libertad para defender el criterio propio por encima de convicciones impuestas, pues no hay mejor opinión que el campo de la lógica donde no hay que inscribirse dentro del eje izquierdas-derechas que aturde al votante. Aunque, bien es cierto, que hay a quien con tal de que sea su grupo el que parta y reparta le dé igual. 
Qué inviernillo de velas y fríos estómagos nos espera y, sin una sopa espartana para entrar en calor.