Las peñas y su 'Gran Prix' plantan cara a la lluvia

Víctor Guerra
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El Equipo Amarillo, compuesto por miembros de 'Los balasteros' y 'los que faltaban', se hizo con la victoria en este concurso

Seguro que al leer Gran Prix  han recordado la popular sintonía del programa de televisión homónimo, conducido por Ramón García que divirtió a los espectadores españoles durante diez años. 
Ayer, las peñas de la capital no requirieron de conocidos presentadores, sino de un puñado de valientes dispuestos a arrancar carcajadas espontáneas entre los que se congregaron en el Coso de Campos Góticos.
Poco después de comenzar, la tromba de agua que cayó sobre el albero palentino amenazó con suspender este concurso. Pero, la insistencia de los concursantes y los aplausos de público y peñas demandaban que el Gran Prix siguiese adelante.
Pese a la lluvia inicial, la treintena de concursantes puso toda la carne en el asador en cada una de las pruebas que compusieron este acto en el que las risas del público fueron protagonistas indiscutibles. 
Troncos locos, hinchables y arena mojada, sin olvidarnos de la tradicional vaquilla, fueron los encargados de dificultar las pruebas a estos treinta valientes peñistas, divididos en seis equipos: Amarillo, Negro, Morado, Verde, Rojo y Azul.
Caídas, tropezones, resbalones  y, sobre todo, mucha agilidad, rapidez y destreza valieron la victoria al Equipo Amarilo, compuesto pormiembros de Los que faltaban y Los Balasteros.
La segunda plaza en el podium estuvo más reñida, y es que un empate entre verdes y negros, emplazó a ambos equipos a jugarse la ansiada posición al azar de los dados.
El Equipo Verde formado por miembros de la Peña Pallantia se alzó con la segunda posición, que mantuvo en vilo al público hasta el último momento. 
El bronce recayó en los del Equipo Negro, compuesto por peñistas de las agrupaciones El Ruedo y Nueva Era.
Y, aunque lo que primaba era la clasificación, las peñas de la capital no se olvidaron de la alegría y la diversión, que inundaron la Plaza de Toros de la capital, en una tarde en la que los más pequeños fueron los que más aplausos brindaron a los treinta valientes que saltaron al ruedo para hacerles disfrutar de una jornada inolvidable. Como memorable será este rato para alguno de los valientes, que en los días venideros tendrá recuerdo de sus vivencias en el coso de Palencia en forma de arañazo y cardenales o en las agujetas abdominales del público al reírse.