El poder de una nariz roja

Laura Burón
-

La ONG Cazasonrisas organizó ayer varios actos para dar a conocer la labor que desarrollan los payasos de hospital y 200 personas participaron en una animada marcha por las calles del centro ataviados con el símbolo de los clown

El poder de una nariz roja - Foto: Óscar Navarro

Una nariz roja. No hace falta decir nada más para saber de qué estamos hablando. Los payasos han convertido este pequeño detalle de su vestimenta en un símbolo universal, una seña de identidad que hace que quien la ve esté predispuesto a la risa.

Ayer en la capital, fueron decenas de personas las que quisieron mostrar su apoyo y su reconocimiento a estos artistas de la felicidad en los actos que organizaron con motivo del Día del Payaso de Hospital, figura que en Palencia cumple ocho años. Por eso, en la plaza Mayor varios clowns y payasos se encargaron de animar la mañana y mostrar su trabajo a la sociedad. «El objetivo es darnos a conocer, que la gente sepa que vamos a los hospitales y también, desde hace dos años, a residencias de ancianos», explicó ayer Carlos Herrero, director artístico de la ong Cazasonrisas Palencia.

«En los hospitales los niños están se sienten extraños y no comprenden lo que pasa y nosotros intentamos sacarles de ese ambiente adverso», señaló Herrero, que añadió que el payaso de hospital emplea una metodología diferente que el resto de clown. La colaboración de los familiares y de las visitas es fundamental para que la actividad sea un éxito. «Cuando entras en una habitación de hospital no sabes lo que te vas a encontrar, por lo que todo es cambiante», aseguró. En esos casos, los acompañantes del niño siempre ayudan y se involucran, «nadie le niega nada  a un niño hospitalizado», reconoció Carlos Herrero, por lo que no es raro «ver a un abuelo con un tutú haciendo de bailarina».

todas las semanas. Música, pompas de jabón, juegos, «elementos sencillos» son los que suelen emplear en sus visitas a la planta de Pediatría del hospital Río Carrión, al que acuden cada jueves sobre las seis de la tarde.

El director artístico de Cazasonrisas asegura que en ocho años han tenido que hacer frente a variedad de situaciones, actuando ante niños con graves enfermedades, aunque son los menos, puesto que los casos más preocupantes son derivados a otros hospitales de la región.

En cuanto a la respuesta de los niños y sus familiares, la describió como «increíble», y la colaboración que reciben les facilitan su labor, por lo que la sonrisa de los pequeños está garantizada.

Ayer también consiguieron arrancar una sonrisa a las 200 personas que tomaron la salida en la marcha que se organizó por la tarde en la plaza Mayor. Todos los participantes fueron obsequiados con una nariz roja que lucieron orgullosos durante todo el recorrido, un kilómetro y medio que les llevó hasta el parque del Salón. Pero antes de ponerse en marcha era necesario calentar, así que todos los asistentes, en grupo, hicieron algunos movimientos para que sus narices rojas, sus orejas, sus culetes y sus voces no se resistieran. Fueron los clown los encargados de dirigir este calentamiento previo, con su ropa de colores, sus zapatones y su buen humor. Martillo hinchable en mano fueron despertando a todos aquellos que se quedaban rezagados y animando a los que miraban a participar. Así, familias enteras participaron esta marcha, mientras algunos de los más pequeños preferían divertirse saltando en la cama elástica o en los hinchables.

Carlos Herrero se mostró muy satisfecho con este primera actividad alrededor del payaso de hospital. «Al final, el tiempo nos ha respetado y el día ha ido muy bien, aunque para próximas ediciones tenemos que mejorar algunos detalles organizativos», afirmó, dando por supuesto que esta iniciativa tendrá continuidad. Además, se alegró del alto número de niños que tomaron parte en las actividades. «Creo que hay pocas marchas en la que haya tantos peques y además con animación», señaló asegurando que a muchos de los participantes les visitaron en el hospital. «Hemos recibido muestras de cariño muy bonitas», concluyó.