Del novillo, hasta el rabo

O. H.
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Manuel Martín corta todos los apéndices de un Concepción Quijano de vuelta al ruedo · Rubén Blázquez y Raúl Aznar también puntuaron

Al novillo le costó rendirse e incluso se levantó antes de la puntilla definitiva, pero ya estaba todo dicho previamente. El charro Manuel Martín, de la Escuela Taurina de Salamanca, iba a triunfar en la segunda de las novilladas para alumnos de las escuelas. Y lo hizo ante un buen novillo de la ganadería palentina de Concepción Quijano, que por segunda tarde consecutiva vio como uno de sus astados era premiado con el pañuelo azul. «Nos estamos acostumbrando mal», reconocía el ganadero, Jesús Caminero.

Martín no dudó en echar rodilla a tierra para comenzar las dos fases de su lidia. Primero con el capote, con el que le pegó una tanda de pases rota por la voltereta del animal. Ya había dejado detalles en los quites al segundo eral de la tarde. Con la muleta, de nuevo en genuflexión, ligó tirando un poco de épica una tanda que llegó al respetable.

Ni siquiera un par de avisos del morlaco por el pitón izquierdo le hicieron amedrentarse y en su lidia ganó en aplomo para enganchar con las dos manos.  Con la espada no dejó lugar a la duda: entera en buen sitio, y los tres trofeos concedidos por las 2.500 personas que se dieron cita en los tendidos.

La tarde la completaron su compañero en escuela charra, Rubén Blázquez, y el alumno de la escuela de Medina de Rioseco Raúl Aznar. Blázquez, que abría la tarde, tuvo que esforzarse en no achuchar mucho a su eral, algo escaso de fuerzas en algunas partes de la lídia, lo que no le permitió brillar. Con la espada no falló, y a sus manos una oreja.  Aznar, que se llevó una buena paliza de su enemigo, toreó en los medios con descaro. Con media liquidó al eral, que fue aplaudido en el arrastre y cortó un apéndice. El novillero dio agradecido dos vueltas al ruedo.