Crowdfunding para salvar su casa

Beatriz Jiménez (Ical)
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Un joven salmantino recurre al crowdfunding para hacer un llamamiento a la solidaridad y evitar el desahucio de la vivienda familiar y su iniciativa se vuelve viral

Juan José Rodríguez, dueño de la librería Hydria, y su hijo Carlos Rodríguez, promotores de la campaña de crowdfunding para evitar el deshacio de su vivienda. - Foto: Jesús Formigo (Ical)

A veces las “malas noticias” o las  “situaciones límite” caen como un jarro de agua fría sobre las personas, a unas las deja inmóviles y a otras las lleva a realizar actos tan espontáneos como el que hizo el salmantino Carlos Rodríguez, para salir al paso y pedir ayuda. La familia del joven regentó durante 40 años la famosa librería Hydria en el centro de la ciudad, y que pese a intentarlo “de todas las maneras posibles”, este negocio cerró sus puertas en 2017. 

Desde entonces, su padre, Juan José Rodríguez, más conocido por todos como ‘Sesé’, ha hecho frente a los pagos con las distribuidoras. Sin embargo, los esfuerzos no han sido suficientes para que en un “futuro cercano”, junto su mujer y su hijo, tengan que abandonar su vivienda al ser desahuciados. Es por ello, que el joven de 24 años recurrió a las redes sociales para lanzar una campaña de crowdfunding y lograr recaudar los 60.000 euros exigidos para salvar su casa.

Con la voz entrecortada, Sesé se sincera en declaraciones a la Agencia Ical y relata cómo tras salir de la reunión con su abogado la pasada semana, quien le comunicó la “triste noticia”, decidió poner en conocimiento “de todo” a su hijo. Por su parte, Carlos asegura que se “quedó de piedra” cuando lo escuchó ya que no se esperada algo así. “Al principio parecía estar oyendo unas palabras que no iban conmigo y me costaba entenderlo”, dice. En el momento en el que fue consciente de lo que estaba pasando y de la preocupación de la familia, decidió “liarse la manta a la cabeza” y lanzar una “llamada de auxilio” a través de las redes sociales.

Intento desesperado

Para ello, recurrió al Crowdfunding en la plataforma ‘Gofundme’ y explica que tomó como ejemplo algunos casos en los que estas iniciativas “habían servido de ayuda”, y con la difusión de un pequeño video decidió “pedir ayuda” para conseguir los 60.000 euros que les hacen falta para evitar que tanto él como sus padres, sean desahuciados de su casa, ante la imposibilidad de hacer frente al pago de inmediato. 

Carlos Rodríguez señala que intentó buscar una solución rápida y “por qué no intentarlo ante una situación tan desesperada”, fue su pensamiento. Con voz tímida cuenta que en un principio no quería dar datos personales ni recurrir al nombre del negocio familiar, pero “mis amigos me animaron a ello”, porque estaban convencidos de que la gente guarda un grato recuerdo de esta librería, así como de su padre y su tío como caras visibles entre los libros cada día. 

Crowdfunding viral

El video de Carlos se hizo viral “en muy poco tiempo” con muchas reproducciones, como afirma, y las redes sociales consiguieron hacer llegar esta petición de ayuda a los ciudadanos. Tanto Sesé como Carlos solo tienen palabras de agradecimiento sincero “una y otra vez”  a todas las personas que están contribuyendo. En menos de una semana se ha conseguido recaudar más del 50 por ciento de la cantidad solicitada, y hasta el momento ya superan los 40 mil euros.

En el momento del decreto del estado de alarma, el joven salmantino acababa de comenzar las prácticas del Grado Superior de ‘Animación Sociocultural y Turística’, pero fueron interrumpidas y el curso acabó de manera online, por lo que la opción de buscar trabajo para poder ayudar en casa “no llegaba”.  

Sus ojos tristes reflejan la preocupación de un joven que intenta conseguir que no se lleve a cabo el desahucio del hogar en el que sus padres llevan más de 30 años viviendo y en el que “no solo se guardan cosas materiales, sino toda una vida”, apuntó el padre.

Reconoce que la decisión del subir el vídeo a la plataforma la tomó “casi sin pensar”, y  en su cabeza “no cabía la posibilidad de opiniones negativas al respecto”, además no esperaba que la exposición en la red le pudiera provocar tanta saturación “al no poder contestar todos los mensajes que les llegan, de una forma u otra”. Afirma que hay reacciones de todo tipo y al principio “las primeras críticas afectan mucho”. Por su parte, considera “innecesario” opinar o suponer algo “para hacer daño”. Simplemente es “el grito de auxilio” de un joven ante una situación de vulnerabilidad, que como él  viven más personas, pero que nunca llegó a imaginar.

La emblemática Hydria

El sector cultural sufrió un deterioro importante en los últimos años y durante ese tiempo la familia intentó mantener la librería Hydria a flote, poniendo como pequeño aval las pertenencias personales y en este caso, Juan José lo hizo con sus propiedades y también su casa en la que lleva viviendo 34 años.

Sesé explica que al cerrar la librería en 2017, se hizo una liquidación de todas las existencias y de todo lo que había en el almacén, y con esa cantidad de liquidez se hizo frente a los pagos “hasta donde se ha podido”. Argumenta que en ese momento tuvieron que elegir a quién se le pagaba y cuánto, “una decisión muy difícil de tomar”, asegura este salmantino. El criterio para pagar “simplemente fue ver qué proveedor podía necesitarlo más o menos”. “A todos se les ha procurado pagar algo y a algunos toda la cantidad”, según lo que podían. El caso es que al no poder asumir el pago a uno de ellos de la cantidad pendiente en mensualidades, éste decidió llevar el tema al juzgado y finalmente tras “no llegar a un acuerdo entre las dos partes”, reclama el pago de 60.000 euros. 

El embargo de la casa ya está registrado en el Registro de la Propiedad y lo siguiente será el desahucio “quasi inminente”. El panorama “es muy sombrío” porque “ninguna de las soluciones es posible”, destaca. Sesé se siente también muy agradecido a su hijo, a quien no le ha importando “revolver cielo y tierra” para conseguirlo. En ese sentido, cuentan que “el 80 por ciento de las donaciones son anónimas” por lo que lamentan no poder agradecer toda la solidaridad recibida en persona, aunque “siempre lo agradecerán desde el corazón”. Dicen que “están desbordados” con la respuesta de todos aquellos que quieren hacerles llegar su apoyo y palabras de ánimo, aunque predomina todo lo positivo, lo “menos positivo” como es la exposición pública, a veces genera una cierta presión. 

El propietario de la librería reconoce que también “es una cura de humildad y de esto también hay que aprender”. Quizá hace unos años “debería haber sido más listo” para no llegar hasta aquí y saber valorar mejor las consecuencias, pero sostiene que frente a las plataformas de venta online “no se podía competir”. De hecho a partir del cierre de Hydria en Salamanca, clausuraron también dos distribuidoras de libros, por lo que “la situación era delicada”. “Esto no nace del no querer, sino del no poder llegar a todo”

Solidaridad virtual

La iniciativa de Carlos para salvar la casa familiar ha revolucionado las redes sociales y numerosos medios de comunicación se han hecho eco. Pero “es la solidaridad de toda la gente” la que está haciendo posible que “esta pesadilla acabe pronto”, como asiente este joven. La respuesta recibida tanto en la plataforma como a nivel personal les ha dejado “perplejos y sin palabras”, desde las pequeñas hasta las grandes donaciones y palabras de ánimo “son recibidas con mucho cariño”, porque no esperaban “en tan poco tiempo recaudar más de la mitad de lo necesario”. 

Sin duda, detrás de esas tímidas miradas se esconde una gratitud enorme hacia todas esas personas que a su manera les hacen llegar su ayuda. Y es que sin duda, muchos recuerdan este negocio como un lugar “emblemático y especial” de la ciudad, que en su día innovó y experimentó para acercar la cultura a todos los ciudadanos, con los hermanos Rodríguez al frente. Ahora, esa respuesta solidaria se traduce en una cantidad económica que contribuirá a que esta familia continúe la lucha en su casa.