Cuando el club anunció el fichaje de DaniRodríguez, la afición morada explotó de júbilo. Volvía uno de los jugadores más carismáticos dentro y fuera del terreno de juego, uno de los héroes del ascenso no consumado a ACB hace tres años. Parece que el tiempo no hubiese pasado y que esos dos años lejos de Palencia (Melilla y Sevilla) no hubiesen existido. El Pope 2.0 es aún mejor.

¿Partido de dos caras el del pasado domingo?

En la primera parte no salimos del todo intensos, especialmente atrás. Pese a todo, tuvimos acierto ofensivo y el partido estuvo equilibrado. En el descanso hablamos, sabíamos que teníamos que mejorar el aspecto defensivo para no sufrir. Así lo hicimos sumamos otro triunfo.

¿Da la sensación a veces de que a poco que defiendan es difícil ganarles?

Puede ser. Si defendemos todo es más fácil, el triunfo está más cerca. Luego, tenemos mucha confianza en ataque y a la que defendemos todo se nos pone de cara.Pero eso es ahora, en el que estamos viviendo un buen momento, pero llegarán otros peores en los que precisaremos defender más. Habrá equipos que nos exijan más ante los cuales no valdrá defender bien sólo unos minutos. Está claro que tenemos una plantilla con mucha variedad,  con dos jugadores por puesto, con mucha capacidad ofensiva, pero hay que darlo todo atrás.

Aquí, me imagino que como en todos lugares, se pasa rápido del cielo al infierno y nada tiene que ver la opinión de ahora con la de después de la derrota ante Melilla.

Es que así es el deporte. Tras lo de Melilla todo pintaba mal pero más por falta de jugadores. Ahora las sensaciones son muy buenas, la plantilla es mucho mejor con los fichajes.

¿Le recuerda este Trapa al Betis del pasado año?

Es muy complicado. Ganamos 18 partidos seguidos. Era un grupo de mucha calidad y talento. Ahora también tenemos mucho nivel, pero es complicado.

¿Y al Quesos Cerrato del ascenso de hace tres años?

En algo sí. Todo era muy positivo, todos con confianza. Creo que logramos doce seguidas ¿no? 

¿De verdad ha estado dos años fuera?

La verdad es que parece que no, todo es igual para mí, salvo el pabellón. Estoy donde quería estar.