Un skyline de montañas y praderas

A. Benito
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Amante de la naturaleza, Laura Benito se confiesa una enamorada de la Montaña Palentina. La bióloga aguilarense, que ha trabajado en numerosos proyectos de medio ambiente y como guía, comparte sus diez lugares favoritos con los lectores de DP

Un skyline de montañas y praderas

1. Alto de la Varga-Alto de Miranda. «Ambos se ubican en la zona del valle Estrecho, el paisaje lobero por definición de nuestra provincia. Si el día está despejado, quien se acerque hasta allí puede contemplar uno de los amaneceres más espectaculares de la Montaña Palentina. Con la silueta de las montañas más lejanas de fondo y los impresionantes picos Espigüete (2.450 m) y Curavacas (2.520 m) enfrente, para mí constituye uno de los mejores recuerdos, por lo visto y por lo vivido a lo largo de los años».


2. Collado Velasco-Peña Maldrigo. «Se encuentran en la comarca de La Pernía, en el límite entre la vecina Comunidad de Cantabria y la Montaña Palentina. Forman parte de un bonito paisaje que guarda muchos secretos e historias, de hecho, allí se pueden encontrar antiguas trincheras de la época de la Guerra Civil aún en pie. Además, se trata de una zona osera llena de frondosos bosques de hayas y robles, zonas de matorral bajo y praderas de alta montaña con interesantes plantas alpinas. Por sus vistas impresionantes, es uno de esos lugares en los que me gusta perderme de vez en cuando».


3. Valle de la Castillería. «Con praderas y masas boscosas bien conservadas, este rincón también cuenta con afloraciones calizas que impresionan por sus formas imposibles. Todo ello genera un paisaje singular, muy especial, que sirve de refugio a muchas especies».


4. Paseo de la Cascajera-Paseo del Loco. «Del paseo de la Cascajera me encanta su ambientillo en verano, es el lugar perfecto para tomar algo y encontrarse con la gente del pueblo. Enfrente, el paseo del Loco cuenta con unas vistas preciosas del río y la parte trasera de los edificios que dan a la plaza.Me parece un lugar precioso cuya imagen es aún más bonita cuando nieva».


5. Pamporquero. «Mi sensación cuando subo a Pamporquero es la de estar en el fin del mundo o, al menos, en uno de los lugares más especiales. Sus vistas espectaculares hacen que sea el sitio perfecto para sentarte y perderte en tus pensamientos. También puedes dejar que tu mente sobrevuele los valles y las cimas que conforman el paisaje».


6. Pantano de Aguilar de Campoo. «La puesta de sol más bonita del mundo, por lo menos para los que vivimos en Aguilar de Campoo. Como no está lejos del pueblo, se puede ir a pasear, a tomar el sol, a hacer deporte o, simplemente, a sentarse alguna de esas tardes buenas de verano a contemplar la tranquilidad del agua con la silueta de nuestros peculiares rascacielos de fondo».


7. Puerto de Pineda.  «Valle glaciar a los pies del Curavacas. Impenetrable en invierno, lleno de vida en primavera y verano. Es el lugar en el que los pastores se quedaban con el ganado durante los meses de verano para bajar en otoño. Aún queda alguno, pero son tradiciones y oficios que van desapareciento. Gusta pasear por el valle y encontrarse a alguno de estos pastores, con muchas ganas de hablar y de contar historias y experiencias».


8. Cordovilla de Aguilar. «El pueblo de mi abuela, el pueblo de una infancia. Rodeado de robledal, me encanta pasear por sus alrededores, sentarme en alguna piedra al socayo o subir al monte Terena como hacía cuando era pequeña».


9. Chozo de las Arroyacas. «El hotel de las mil estrellas. Creo que es obligatorio dormir alguna vez en la vida en plena naturaleza. Este sitio es ideal».


10. La Cantina de Salinas de Pisuerga. «Es el lugar en el que acaban muchos de mis días de monte. Me gusta mucho tanto estar dentro, al lado de la chimenea en invierno, como sentarme en alguna de las mesas al lado del río en verano para disfrutar de una cerveza bien fría. Genial su gente, por eso siempre cuesta marchar».