Los órganos colegiados recuperan la presencia de los ediles

Carlos H. Sanz
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A partir del mes que viene asistirán a la sesiones plenarias el alcalde, los tenientes de alcalde, los portavoces de los grupos y aquellos ediles que deban defender asuntos del orden del día

Los órganos colegiados recuperan la presencia de los ediles - Foto: Óscar Navarro

El pleno aprobó ayer, en su sesión ordinaria correspondiente al mes de septiembre, que el Ayuntamiento celebre las reuniones de sus órganos de gobierno de forma semipresencial a partir de ahora.

De esta forma, el pleno y los demás órganos colegiados del Consistorio pasarán a celebrar sus reuniones convocando a algunos ediles de forma presencial y a otros a través de medios telemáticos, siempre, en todo caso, previa adopción de las medidas de seguridad y salud adecuadas.

Por acuerdo de los grupos, se ha decidido que a partir del pleno de octubre asistan presencialmente a la sesión el alcalde, Mario Simón; los tenientes de alcalde, Alfonso Polanco y Luis Miguel Cárcel; y los portavoces de los grupos: Miriam Andrés (PSOE), Urbano Revilla (Cs), Sonia Ordóñez (Ganemos) y Sonia Lalanda (Vox).

Además, podrán estar, por decisión de su grupo político, aquellos que deban defender asuntos incluidos en el orden del día.

En todo caso, el número de ediles que asistirá al salón de plenos nunca estará por encima del adecuado para garantizar la seguridad, tal y como recomienda el informe elaborado por la empresa Cualtis, así como la Unidad de Salud Laboral. En cuanto a los funcionarios y demás personal municipal necesario para el correcto transcurso de la sesión plenaria, seguirán teletrabajando salvo que su presencia resulte imprescindible.

Cabe resaltar que el pleno del Ayuntamiento se viene celebrando por medios electrónicos y telemáticos, tal como prevé en la Ley reguladora de las Bases de Régimen Local, desde el 26 de marzo. Esta modalidad se mantuvo una vez que decayó el estado de alarma, y es que el salón de plenos de la casa consistorial no permite garantizar una distancia de seguridad entre los 25 ediles que conforman la corporación. 

Recientemente, PSOE, Vox, Ganemos solicitaron al equipo de Gobierno de PP y Cs, volver a celebrar las sesiones plenarias de forma presencial o semipresencial, un tema que se trató el pasado viernes en la Junta de Portavoces.

En esa reunión, la empresa Cualtis informó de que podían celebrarse sesiones presenciales siempre que se adoptasen las medidas de prevención y sanitarias adecuadas sobre distancia de seguridad, público, ventilación, limpieza y desinfección, limpieza de manos, estrados, etc. 

Fue Sonia Lalanda, portavoz de Vox, la que propuso un sistema mixto de celebración de la sesión plenaria, similar al que se desarrolla en la Diputación, una idea que terminó siendo apoyada por el resto de grupos.

El problema es que la Ley de Bases de Régimen Local no prevé un sistema mixto, por lo que aunque el alcalde ha dado orden a su implantación mientras se mantenga la situación excepcional de pandemia por Covid-19, puede que las administraciones estatal y autonómica no den paso a todo lo que el pleno tramite a efectos de petición de información, aclaraciones, presentación de recursos...

Además, el sistema mixto obligará a mantener ventilado el salón de plenos, lo que en cuanto bajen las temperaturas será todo un reto, ya que sería cuanto menos curioso ver a los ediles en un salón de plenos con las ventanas abiertas durante las dos horas que, como mínimo, dura una sesión. Si llega el caso, no se descarta regresar a un sistema telemático puro.

 

Ni Ganemos ni Vox logran los apoyos para sus mociones

Ni la moción de Ganemos solicitando la abolición de la prostitución; ni la de Vox proponiendo la salida del Ayuntamiento de la FEMP recabaron los apoyos suficientes. En el caso de la defendida por Sonia Ordóñez solo se llegó al consenso unánime de condenar la trata y la explotación sexual de personas, pero a la hora de ahondar en el fondo de la cuestión, prevalecieron las opiniones de PP, Cs y Vox de la falta de competencias en la cuestión. La petición defendida por Sonia Lalanda derivó en un nuevo debate sobre el uso de remanentes pero fue rechazada por el resto de grupos.