Rota de dolor en compañía de Jesús

Rubén Abad
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La procesión del Santo Rosario del Dolor emprendió el camino hacia el Cristo del Otero, donde se produjo el emotivo encuentro de la Madre y su Hijo con la obra de Victorio Macho como testigo

Rota de dolor en compañía de Jesús - Foto: Óscar Navarro

Con una hora de antelación con respecto a la pasada Semana Santa, las campanas de la iglesia conventual de San Pablo anunciaron a las seis de la tarde de ayer el inicio de la procesión del Santo Rosario del Dolor, la segunda que recorrió las calles de la ciudad en un Domingo de Ramos primaveral caracterizado por el buen tiempo y la masiva afluencia de palentinos y visitantes en esta fiesta de interés turístico internacional que cada año seduce a miles de personas.

El silencio se apoderó del público allí presente cuando la banda de cornetas y tambores de la Vera Cruz, organizadora del desfile procesional, comenzó a interpretar la Marcha Real (Himno de España) a  las puertas del convento de las Madres Dominicas a la salida, tras tres toques de bastón y el sonido del tararú, de Nuestra Señora del Dolor, una talla anónima del siglo XIX que portaban a hombros una docena de cofrades.

De allí la comitiva, encabezada por una cruz en la que se podía leer el mensaje Toma tu cruz y sígueme, se dirigió a la iglesia de San Pablo, a la que accedió mientras las campanas del templo tocaban a difunto. Un momento muy especial para los feligreses, pues de allí saldría minutos después también el Santísimo Cristo de la Vera Cruz (anónimo, del siglo XV). Después, cofrades y feligreses emprendieron su camino hacia el Cristo del Otero, uno de los principales emblemas de la capital.

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