Una multitud aclama la llegada de Jesús

E.M.
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Miles de personas arropan a La Borriquilla a su paso por las calles de la capital

Una multitud aclama la llegada de Jesús - Foto: Sara Muniosguren

Entre palmas, olivos y una gran multitud de gente ansiosa por verlo pasar. Así recorrió las calles La Borriquilla, una de las imágenes más queridas y esperadas de la Semana Santa capitalina, que un año más sirvió para demostrar que su procesión es una de las más populares. La jornada comenzó con la bendición de palmas en la cofradía del Santo Sepulcro, responsable de la organización de la primera procesión del Domingo de Ramos, donde el obispo de la Diócesis, Manuel Herrero, hizo alusión al «agujero negro que hemos visto estos días en los medios de comunicación, que está a 55 millones de años luz de nosotros. Un agujero negro que todo lo atrapa, todo lo engulle». «Nosotros hoy miramos a Cristo, que no es un agujero negro, sino un abismo de riqueza, de sabiduría y conocimiento, un abismo de amor y misericordia. Nos atrae, nos cautiva, nos interpela y reta, nos llena de alegría», destacó.

Tras este acto, la imagen de Víctor de los Ríos partió hacia la catedral en la jornada en la que se inicia la celebración del misterio pascual de la pasión y resurrección de Jesucristo.

Tras el desfile litúrgico se celebró la eucaristía en la seo, en la que participaron hermanos de distintas cofradías. Pero donde estaba el mayor número de cofrades era en el exterior, pues hasta la plaza de la Inmaculada comenzaron a llegar desde sus sedes para participar en el acto que recrea la entrada salvadora del Señor en Jerusalén.

En la homilía, el obispo insistió en que «dejemos que nos inunde el amor del Padre y del Hijo, aunque tengamos que sufrir, asumir el dolor. Cuando se asume se convierte de maldición en bendición». «Imitemos a Pedro que busca ayuda en Dios y así seremos  testigos», dijo.

Cuando la banda de cornetas y tambores del Santo Sepulcro comenzó a sonar y las puertas de la catedral se abrieron, el ruido del batir de palmas mostró la alegría de los presentes por la aparición de la imagen de Jesús a lomos de una pollina, acompañado por una samaritana y un niño.

Portando dos cirios y una cruz, hermanos del Santo Sepulcro marcaban el inicio de la procesión, tras lo que comenzaron a desfilar los cientos de hermanos de las nueve cofradías palentinas que participaron durante las casi tres horas que duró el recorrido.

 

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