El tapiz de Miró por delante y por detrás

SPC
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El paño de más de 1.000 kilogramos de peso se exhibe por primera vez en Barcelona como quería el autor que se viese: por las dos caras

El tapiz de Miró por delante y por detrás - Foto: Toni Albir

Fue en 1970 cuando Joan Miró empezó a trabajar en la creación de tapices, una de las artes populares que siempre le interesaron. Hacia 1973, inició los dibujos para el llamado Tapiz de la Fundación, una de las tres Meninas de este género que pergeñó y que ahora se mostrará por delante y por detrás.

Entre el próximo martes y el 12 de mayo, una vez acabados los trabajos de restauración de la obra, todo el que acuda a la sede de la fundación, en la montaña de Montjuïc, podrá observar el dorso de la pieza, de una tonelada de peso, y descubrir sus tramas, la lona que lo ha cubierto durante 40 años o que los colores se han conservado perfectamente.

El tapiz, que fue instalado en 1979, es una de las obras más destacadas de la colección, una de las cinco piezas monumentales que el artista realizó durante los años 70           -tenía casi 87 cuando lo terminó- y tuvo la colaboración del artesano Josep Royo y de un grupo de tejedoras que lidiaron con madejas y lanas de yute, lino, cáñamo, algodón y nailon.

La conservadora jefe de la Fundación Miró, Teresa Montaner, explicó ayer que por primera vez y durante unas semanas se podrá ver esta obra tal y como lo deseaba el pintor, observarla como si se tratara de un objeto escultórico, constatar «toda la riqueza de materia que tiene, su explosión de color».

Al ser preguntada por qué se colocó la obra pegada a una pared, Montaner respondió que fue debido a una cuestión «de peso», puesto que la pieza llega a los 1.000 kilos, y, de hecho, a partir del 13 de mayo, volverá a su lugar original, aunque no se descarta que en el futuro, de vez en cuando, pueda moverse y mostrarse otra vez como ahora.

semanas de trabajo. Para las labores de restauración, y una vez protegido el tapiz, se instalaron dos vigas en el techo de la sala, que permitieron el desplazamiento frontal de la obra, y una estructura de poleas que facilitó su limpieza.

A lo largo de tres semanas, un grupo de restauradores indagaron en el interior de estas lanas y concluyeron que el estado del tapiz es óptimo.

Los investigadores comprobaron que «el estado de conservación de la obra está en perfectas condiciones», aunque algunos colores se «han descolorido un poco, especialmente los rojos y los amarillos», señaló la restauradora Elisabet Serrat, quien bromeó al señalar que no hay «bichos» entre las lanas.

Igual que Montaner, Serrat indicó que cuatro décadas después de su creación, el tapiz sigue siendo «una explosión de color y técnica», que como sorpresa guardaba una lanzadora, que es como la aguja que se utilizó para poder pasar la lana por entre los 7,5 por 5 metros de superficie de la pieza.

El nieto del pintor, Joan Punyet, y el director de la Fundación Miró, Marko Daniel, mostraron su satisfacción por haber llevado a cabo esta recuperación, que «se podrá compartir con los visitantes».

Para Punyet, el tapiz «es una de las tres Meninas de Miró, de las que una se destruyó a raíz de los atentados en el World Trade Center de Nueva York el 11-S del 2001, y otra se encuentra en la National Gallery de Washington».

Los otros tapices monumentales de autor son el que hizo para la Fundación ‘la Caixa’ y el que está en la Fundación Maeght.